Un equipo de investigadores liderados por la Universitat de Barcelona (UB) proponen un tratamiento por combatir la obesidad y la diabetes con el uso de terapia genética. En un artículo publicado en ‘Metabolic Engineering’, los científicos, liderados por la profesora Laura Herrero, explican en que consiste la estrategia que han diseñado, basada en la implantación de células manipuladas para tratar estas enfermedades.
Un problema global
Tanto la obesidad como otros tipos de enfermedades metabólicas asociadas son un problema de salud y social cada vez más extendido en todo el mundo, como indican las últimos datos. Es por eso que la investigación de terapias es tan importante y que se están investigando nuevas vías para combatirlas. En el caso de la terapia celular, es un proceso mediante el cual se introducen células nuevas en un tejido para que combatan una enfermedad.
A día de hoy, el foco principal de esta estrategia es el tratamiento de enfermedades hereditarias o degenerativas, ya sea en combinación o no con la terapia genética. En este caso concreto, pero, se trata de la primera vez que se aplica la terapia genética
La terapia celular y genética con tejidos adiposos
Los tejidos adiposos son un elemento central en la regulación de la energía del cuerpo, y es por eso que las células madre que se derivan despiertan un gran interés en el campo de la terapia celular. En poderlas transformar fuera del organismo, además, su uso es más sencillo y permite controlar mejor las células alteradas.
Los investigadores implantaron subcutàniament a los ratones células madre derivadas del tejido adiposo y diferenciadas en adipocitos para que expresessin la forma activa de la proteína CPT1AM, una enzima de las mitocondrias que tiene un papel central en la oxidación de los lípidos y que se relaciona con las enfermedades metabólicas y que, en esta forma activa, puede quemar el exceso de grasa y mejorar el fenotipo obeso metabólico.
Los buenos resultados auguran una futura aplicación en humanos
Gracias a esto, en estos ratones obesos, se pudo reducir su peso, el hígado graso, el colesterol y los niveles de glucosa, mostrando claramente como esta terapia, cuando menos en estos animales, ayuda a reducir la obesidad y la intolerancia a la glucosa. El próximo paso, está claro, seria usar los resultados de este estudio preclínico por diseñar una estrategia pareciendo que, en el futuro, pueda ser aplicada a los humanos. Para hacerlo, habría que optimizar los procesos, la calidad y la viabilidad de las células madre y reducir las infecciones durante el proceso. El camino, pero, ya es abierto.
