Un funcionamiento incorrecto en el funcionamiento de los circuitos que relacionan la memoria y la hambre podría explicar la obesidad. Esta es la conclusión de un estudio liderado por la Universidad de Pensilvania, en los Estados Unidos, los resultados del que han estado publicados en ‘Nature’. Así, este problema se relaciona directamente con el índice de masa corporal, especialmente en pacientes que sufren desórdenes que pueden llevar a ganar peso rápidamente.
Concretamente, el trabajo apunta que los individuos obesos tienen problemas en las conexiones entre el hipocampo dorsolateral y el lateral, cosa que podría afectar su habilidad de controlar o regular las respuestas emocionales en la hora de anticipar el alimento como recompensa. Así, los cerebros de algunos individuos podrían ser diferentes en regiones que aumentan el riesgo de sufrir obesidad, remarcando que la solución puede ser más complicada que simplemente autocontrolarse y llevar una dieta más saludable. El que necesitarían, pues, no es más fuerza de voluntad, sino una ‘reparación’ de los circuitos cerebrales que los permitiera funcionar correctamente.

La relación entre dos regiones próximas
El hipocampo dorsolateral es la región cerebral que procesa la memoria, y el lateral es el responsable de mantener el cuerpo en homeostasi, es decir, en un estado estable. Anteriormente ya se había observado la relación entre la pérdida de funciones en estas regiones y la obesidad y los trastornos por afartament. Hasta ahora, pero, además de las resonancias magnéticas y otras técnicas por imagen, había estado difícil establecer con claridad el papel del hipocampo en estos problemas de salud.
Varias pruebas apuntan al mismo
En el estudio, los investigadores evaluaron pacientes a quienes ya se seguía el funcionamiento del cerebro a través de la Unidad de Monitorización de la Epilepsia de la universidad. Así, los pudieron seguir la actividad cerebral cuando anticipaban y recibían una recompensa dulce, en este caso un batido de chocolate. Así, pudieron ver que ambas zonas se activaban a la vez en el momento de la anticipación y que, en el caso de los individuos con obesidad, el mal funcionamiento de este circuito era directamente proporcional a su índice de masa corporal.

Para acabar de corroborar el que veían, los investigadores analizaron los tejidos cerebrales y detectaron una hormona concentradora de la melanina, que se sabe que controla el comportamiento en la hora de comida y que es producido por el hipocampo lateral. Esta hormona fue encontrada en ambas regiones cerebrales y a jefe más, confirmando que hay una relación.
El objetivo: detectar el riesgo de sufrir obesidad en el futuro
Gracias a esto, los investigadores esperan que se puedan identificar pacientes en riesgo de desarrollar obesidad a medida que avance su vida antes de que el problema aparezca y, incluso, desarrollar terapias que puedan mejorar la función de este circuito cerebral y evitar que, en el futuro, sean obesos.

