Tratar la madera para hacerla más resistente y que a la vez capture dióxido de carbono de la atmósfera puede ser una gran ayuda en la hora de combatir el calentamiento global, especialmente la parte de que es responsable el sector de la construcción. Es precisamente esto el que propone un equipo de investigadores de la Universidad Rice, en los Estados Unidos, en un artículo publicado en la revista ‘Cell repuertos Physical Science’. Allá, además, afirman que el método que han desarrollado es energéticamente eficiente y que podría escalarse para producir este tipo de madera a gran escala.
La huella de carbono de la construcción, un gran problema
La huella de carbono de los materiales de los edificios, especialmente el acero y el cemento, es uno de los grandes problemas a que nos enfrentamos en la hora de frenar el cambio climático. Así pues, el desarrollo de alternativas sostenibles es una necesidad urgente, y de hecho durante los últimos años se han multiplicado los estudios y las propuestas en este sentido.
En este caso, el que proponen los científicos de Rice es incorporar a la madera moléculas de un material cristalino y poroso que tiene la propiedad de capturar dióxido de carbono. Así, un material que ya es de por sí sostenible y renovable, y que captura carbono en su producción, podría ser a la vez más resistente y contribuir todavía más a combatir el calentamiento global.
Un tratamiento innovador para la madera
La madera tiene tres componentes principales: la celulosa, la hemicel·lulosa y la lignina. El primer paso de este tratamiento es eliminar la lignina mediante un proceso sencillo y que usa productos químicos respetuosos con el medio ambiente. Después, usando peróxido de hidrógeno, se elimina el hemicel·lulosa. Finalmente, la madera resultante se sumerge en una solución con micropartículas de una red metálica-orgánica (MOF) denominada CALF-20.
Las MOF son materiales muy empleados por su capacidad de capturar moléculas de CO2 a sus poros, y es por eso que son prometedoras como parte de las nuevas tecnologías de captura de carbono. Además, se pueden combinar fácilmente con la celulosa. El problema más habitual, además, es que se degradan, especialmente al exponerlas en la humedad, pero precisamente la CALF-20 no tiene este problema, sino que es mucho versátil y muy resistente a la vez.
Una alternativa prometedora
Es por eso que, combinada con la madera, puede resultar en un material estructural alternativo al cemento o el acero que es mucho más ‘verde’ tanto en su producción como por su capacidad de retirar CO₂ de la atmósfera. El paso siguiente, ahora, es estudiar a fondo estos procesos de captura de carbono y su alcance. Además, también habrá que estudiar las posibilidades de llevar a cabo este proceso a gran escala, no tanto para que sea físicamente posible sino para establecer la viabilidad comercial del material en comparación con los que se usan habitualmente.
