Un equipo de la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos, han publicado un estudio en la revista ‘eClinicalMedicine’ donde afirman que la polución del aire acelera la pérdida de masa ósea causada por la osteoporosis. Según parece, sus efectos, especialmente los de los óxidos nitrosos, son especialmente graves a la espina lumbar de las mujeres postmenopáusicas, con daños que pueden llegar a duplicar los que se considerarían causados por el envejecimiento normal.
Un estudio pionero en varios campos
Los estudios que se habían llevado a cabo hasta ahora en contaminantes concretos apuntaban a efectos adversos en la densidad ósea, el riesgo de osteoporosis y también el de facturas en personas de edad avanzada. Este trabajo, pero, es lo primero que estudia esta conexión específicamente en mujeres postmenopáusicas y también lo primero que explora los efectos de diversas combinaciones de contaminantes en la salud de los huesos.
Una gran muestra
Para hacerlo, los investigadores analizaron datos del estudio Women’s Health Iniciative, que recoge información de más de 160.000 mujeres postmenopáusicas de varios orígenes étnicos y calcularon la exposición a varios contaminantes (PM10, NO, NO2 y SO2) según su dirección de residencia. Se los mesuró la densidad mineral ósea total y por zonas a primeros del estudio y también en el jefe de uno, tres y seis años.
Resultados muy claros
Los resultados son claros: los efectos de la contaminación por óxidos de nitrógeno en la densidad mineral ósea de la espina lumbar equivale a una reducción anual del 1,22%, prácticamente el doble del que se ha registrado a causa de la edad en ninguna zona del cuerpo. Por el que creen los investigadores, esto se produce a causa de la muerte de las células óseas por daños oxidativos y otros mecanismos.
Así pues, queda claro que una mala calidad del aire es un factor de riesgo importante de pérdida de masa ósea, independientemente de la posición socioeconómica u otros factores demográficos. Por primera vez, se ha observado que los óxidos nitrosos son un gran contribuyente a los daños a los huesos y que la espina lumbar es la zona más susceptible de sufrirlos.
La parte positiva, está claro, es que reducir las concentraciones de estos compuestos reduciría el daño óseo de las personas, especialmente de las mujeres postmenopáusicas, previniendo fracturas y reduciendo el gasto sanitario asociado a la osteoporosis en este grupo poblacional. En este sentido, las grandes fuentes de óxidos nitrosos son los coches y los camiones y también las centrales térmicas. El camino a seguir, pues, parece evidente.
