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Los perros de Chernóbil, un ejemplo de supervivencia en condiciones extremas

Han pasado treinta y siete años desde el accidente de la central nuclear de Chernóbil y, sin embargo, los descendentes de los perros que fueron abandonados durante la evacuación continúan sobreviviendo y reproduciéndose. Este ejemplo de supervivencia en las condiciones más extremas, entre edificios medio enrunats y niveles altísimos de radiación, ha sido estudiado por un equipo de investigadores, que ha publicado los resultados obtenidos en la revista ‘Science Advances’.

Diferencias claras entre poblaciones

El objetivo concreto de estos científicos ha estado la genética de estos animales, sometida a uno de los de los entornos más duros y degradados del planeta no solo por acción de la radiación sino también de la selección natural. El trabajo se centra en 302 perros que viven en libertad a la zona de exclusión y ha conseguido establecer diferencias genéticas claras en varias poblaciones, no solo entre ellas sino con el resto de perros del mundo.

Los perros de Chernóbil hace casi cuarenta años que viven en libertad en un entorno extremo | Jorge Franganillo / Flickr (CC BY 2.0)
Los perros de Chernóbil hace casi cuarenta años que viven en libertad en un entorno extremo | Jorge Franganillo / Flickr (CC BY 2.0)

Al fin y al cabo, estos perros han vivido durando unas 15 generaciones en uno de los entornos más hostiles que podemos encontrar en nuestro planeta, y en este sentido son un campo de pruebas increíble para ver qué impactos puede tener en los genes de los individuos que han conseguido llegar hasta nuestros días.

Tres grandes grupos fáciles de distinguir

Los animales han sido dividido en tres grandes grupos: los que tienen el hábitat a unos 30 kilómetros de Chernóbil, los que lo tienen a unos 15 kilómetros y los que viven en el interior mismo de la central nuclear. Si bien los científicos pensaban que se habrían reproducido mucho entre ellos y que serían difíciles de distinguir, los resultados de los análisis de ADN han demostrado que los genes permiten saber a qué zona pertenece cada perro. De hecho, hasta y se han podido identificar una quincena de familias.

El estudio ha analizado el ADN de perros que viven a distancias diferentes de la central nuclear de Chernóbil | Jorge Franganillo / Flickr (CC BY 2.0)

El inicio de un estudio que puede responder muchas preguntas

A partir de aquí, los investigadores pueden empezar a buscar alteraciones en el ADN: qué es una adaptación selectiva, qué es una mutación, si ha sido causada por la radiación, qué los ayuda, qué los perjudica… Todo un trabajazo de identificación y distinción de cambios genéticos que puede ayudar a entender como los animales, y también los humanos, pueden sobrevivir en lugares bajo el que denominan un «asalto ambiental continuo», incluido el espacio.

Gracias a este trabajo, se podrán empezar a responder algunas preguntas sobre cómo afecta la radiación constante a los grandes mamíferos, como por ejemplo a qué velocidad cambian sus genomas. De momento, los investigadores ya han empezar su estudio siguiente. La zona de Chernóbil, actualmente, no es un campo de batalla de la invasión rusa de Ucrania y, por lo tanto, podrá llevarse a cabo con una cierta normalidad.

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