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El hielo marino de la Antártida llega a un nuevo mínimo histórico

El hielo marino de la Antártida ha retrocedido durante este verano austral hasta llegar a un nuevo mínimo histórico. Según va informó el Instituto Alfred Wegener para la Investigación Polar y Marina, y han confirmado y ampliado otras fuentes, el pasado 13 de febrero solo quedaban 1,91 millones de kilómetros cuadrados de la gran capa de hielo que rodea el continente durante el invierno, la mayoría de los cuales, además, se encuentran en la zona del mar de Weddell.

Esta cifra es la más baja que se ha registrado nunca desde que, a finales de los años 70, se empezaron a usar satélites para controlar las crecidas y retrocesos del hielo marino. A pesar de que ahora es verano al hemisferio sur, la poca cubierta de hielo que hay en la Antártida es excepcional y, además, todavía podría encogerse más, teniendo en cuenta que el último récord, que era de 1,92 millones de kilómetros cuadrados, no se logró hasta el 25 de febrero.

Comparación entre la extensión mínima actual de hielo marino en la Antártida y la del récord establecido el 2022 | meereisportal.de
Comparación entre la extensión mínima actual de hielo marino en la Antártida y la del récord establecido el 2022 | meereisportal.de

Un récord que no es atribuible directamente al cambio climático

Durante los últimos siete años, el récord de menos extensión de hielo marino en la Antártida se ha batido tres veces: además de este 2023, el 2022 y el 2017 también fueron, en su momento, aquellos donde se habían registrado las cifras más bajas. A día de hoy, pues, la inmensa mayoría del continente helado está prácticamente libro de hielo. Sin embargo, atribuir la situación actual directamente al cambio climático sería un error, puesto que la situación es una más compleja que esto.

Según los modelos por ordenador, el calentamiento global tendría que hacer recular el hielo marino de manera constante y a largo plazo. Es el que pasa en el Ártico, donde la cubierta de hielo en verano ha ido reduïnt-se a un ritmo de un 12% cada década durante los últimos 40 y tantos años. En la Antártida, pero, no pasa esto.

A pesar de que los últimos años se ha observado una tendencia a la baja de la extensión del hielo marino, las fuentes que permiten imaginar cómo ha ido evolucionando desde el año 1900 apuntan que en aquel momento estaba reculando pero que después empezó a crecer. Últimamente, además, la variabilidad ha estado enorme, puesto que se han visto máximos invernales de 18 millones de kilómetros, todo un récord, y también los mínimos estivales más bajos.

La Antártida sin hielo marino, una imagen sorprendente | James Kirkham
La Antártida sin hielo marino, una imagen sorprendente | James Kirkham

Un ciclo esencial para el bienestar de la Tierra

Una vez llegada al mínimo, en cualquier caso, no falta mucho para que el hielo marino vuelva a empezar a crecer. Un fenómeno importantísimo para regular el clima de nuestro planeta. Cuando el agua de la superficie del mar se congela, expulsa sal, haciendo que el agua de debajo sea más densa y se hunda. Este proceso contribuye al gran movimiento de agua marina, la conocida como ‘cinta transportadora oceánica’.

Por otro lado, las algas que crecen al hielo marino, cuando se funde sirven de alimento del krill, los pequeños crustáceos que son a la base de la cadena alimentaria de la Antártida y, sin los cuales, los ecosistemas marinos del continente helado podrían colapsar.

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