Las granjas de pollos y las instalaciones agropecuarias de salmones tienen una huella ambiental semblante. Según afirma un nuevo estudio publicado en la revista ‘Current Biology’, la razón que hace que los salmones puedan ser considerados sin exagerar como ‘los pollos del mar’ es su alimentación, puesto que los métodos de engorde de las dos especies son comparables y contribuyen a que su impacto también lo sea.
Un equipo internacional de investigadores, con el objetivo de buscar oportunidades para la reducción de la presión ambiental que provoca la producción mundial de alimentos, se fijaron en cómo se alimentan estos dos animales tan populares a en todo el mundo, fijándose especialmente en las dinámicas entre la tierra y el mar.
Alimentación y presiones geográficas muy parecidas
Los pollos son alimentados con peces, como los salmones; y los salmones son alimentados con plantas como la soja, como los pollos. Así, el 95% de la huella ambiental acumulada de la producción de ambos alimentos –emisiones de CO₂, contaminación por nutrientes, uso de agua y de espacio…– resulta que se concentra en menos del 5% del planeta y tiene una superposición espacial del 85,5%, sobre todo porque se alimentan del mismo.
Según el estudio, la presión más grande de la producción de pollos es a los Estados Unidos, la China y al Brasil mientras que, en cuanto a los salmones, es a las costas de Chile, México y la China. Además, si bien la industria del pollo tiene una huella ambiental 9 veces superior a la industria del salmón, tiene una producción 55 veces superior gracias al ciclo reproductivo rapidísimo de estas aves.
Posibilitados de mejora
Además, dentro del 5% del planeta que soporta toda esta producción de alimentos, hay diferencias importantes en cuanto a la eficiencia de los métodos empleados. Así, por ejemplo, los dos primeros productores, los Estados Unidos y Brasil, son mucho más eficientes que el tercero, China. El trabajo también apunta que las variaciones de presión en relación a los salmones que se producen difieren según la zona, apuntando algunas oportunidades en la hora de mejorar la eficiencia y minimizar los impactos ambientales.
Teniendo en cuenta que tanto el pollo como el salmón son dos de las fuentes de proteínas más populares del mundo y que tienen una huella ambiental relativa muy menor al del ganado vacuno o porcino, encontrar este tipo de oportunidades de mejorar su sostenibilidad puede dar beneficios enormes en el medio ambiente.
