Un equipo de investigadores de varias universidades de Inglaterra e israel ha hecho una prueba sobre el potencial de las arañas como medida de control de las plagas a los cultivos. Según afirman en un artículo en la revista ‘Insects’, estos animales son una buena idea para proteger los cultivos de manera respetuosa con el medio ambiente.
Una plaga que afecta los tomates y las patatas
El experimento se ha hecho con la polilla del tomate (‘Tuta absoluta’), una plaga que causa daños económicos y ambientales importantes y que ha desarrollado resistencia a los insecticidas químicos. Este insecto también afecto otros cultivos importantes, como el de las patatas, y es por eso que se buscan alternativas como por ejemplo usar depredadores naturales para combatir su impacto.
En este caso, los investigadores usaron la araña de telaraña tropical (‘Cyrtophora citricola’), una especie que no practica el canibalismo y que forma grandes telarañas para capturar las presas. En el laboratorio, se probó su efectividad contra varias plagas contra la polilla del tomate, la mosca de la fruta ‘Drosophila hydei’ y las moscas soldado negras (‘Hermetia illucens’). Todas ellas fueron introducidas en colonias de arañas de varias medidas, comprobando que las arañas más gordas hacían telarañas más grandes y capturaban más tomadas, excepto en el caso de las moscas soldados negras, demasiado gordas como para cazarlas.
Una especie muy adecuada para este uso
Así pues, estas arañas tropicales podrían ser una herramienta biológica de control de cultivos ante plagas voladoras. Además, como que han evolucionado para vivir en grupo, podrían ser mejores que no las arañas más agresivas y solitarias, que tienen más tendencia a atacarse y devorarse entre ellas. En este caso, sus grupos de centenares o miles de telarañas pueden proteger grandes zonas de cultivo. Además, su presencia puede dar un sustrato para la proliferación otras especies de araña, aumentando el número de depredadores de las plagas.
Todo ello es especialmente útil en un momento donde el cambio climático está facilitando la propagación de plagas de especies cultivadas para la alimentación, puesto que su rango de zonas habitables es cada vez más grande. En el caso de las arañas de telaraña tropicales, son presentes en todo el mundo y su distribución a menudo coincide con las de algunas plagas de polillas, especialmente en el Mediterráneo, África, Asia y el Oriente Medio. Así pues, su introducción como medida de control sostenible podría aportar muchos beneficios económicos y ambientales sin perjudicar significativamente la biodiversidad nativa.
Un camino a explorar
En experimentos posteriores, se analizaron las variaciones en la medida de las telarañas en el sur del estado español, concluyendo que este método de control de plagas podría ser especialmente efectivo durante la temporada de siembra y crecimiento de las tomateras, los meses de mayo y junio. No obstante, hay una especie de avispa, la ‘Philolema palanichamyi’, las larvas de la cual comen huevos de araña y que podrían perjudicarlas mucho.
Si se consiguiera controlar, pero, las arañas podrían acontecer una herramienta muy importante en un sistema integrado de gestión de plagas, reduciendo el uso de pesticidas químicos y por tanto su efecto al suelo, el agua y las cadenas tróficas. Aun así, antes de esto también habría que comprobar que las arañas no tienen un impacto negativo en la polinización, puesto que también podrían alimentarse de abejas y otros insectos importantes para este servicio ecosistémico.
