Las personas con insomnio no solo tienen una esperanza de vida más baja sino que, además, tienen hasta un 69% más de riesgo de sufrir un ataque al corazón que la media de la población, un riesgo especialmente relevante en el caso de las mujeres, que sufren más de problemas para dormir. La semana pasada, dos estudios presentados a la conferencia anual del Colegio Americano de Cardiólogos mostraron un golpe más como la duración y la calidad del sueño tienen una influencia muy grande en la salud de las personas.
Un estudio sobre las horas dormidas
El primer estudio fue elaborado por un equipo internacional de investigadores y buscó la relación entre el insomnio y los ataques de corazón en datos obtenidos de más de un millón de adultos de 52 años de media y de seis países diferentes. Se consideraron personas con insomnio aquellas que tenían, como mínimo, uno de estos síntomas: dificultad para dormirse, dificultad para dormir de seguido o despertarse demasiado pronto por la mañana. Unos síntomas que, además, tenían que haber experimentado como mínimo tres golpes en la semana durante como mínimo nueve meses.
Durante los nueve años de datos que se revisaron, las personas que dormían habitualmente 5 o menos horas tenían un 56% más de probabilidades de sufrir un infarto que quienes dormían las ocho horas recomendadas, independientemente de la edad o el género. Un dato que vuelve a poner de manifiesto como de importante es el descanso, y especialmente el sueño, para la salud.
El segundo trabajo, sobre la calidad del su
En cuanto al segundo estudio, más centrado en la calidad del sueño que no en la duración, las conclusiones afirman que tener unos buenos hábitos puede tener beneficios para el corazón pero también para la salud en general e incluso para la esperanza de vida. De hecho, los datos con que ha trabajado apuntan que un 8% de las muertes por cualquier causa se podrían relacionar con malos patrones de sueño y que las personas con una calidad del sueño más bueno viven entre 4,7 años más, en el caso de los hombres, y 2,4 años más, en el caso de las mujeres.
