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Fentanilo: la medicina y la droga 100 veces más potente que la morfina

Barato, adictivo y letal. El fentanilo es una de las drogas más mortíferas y adictivas del momento y, después de apoderarse del mercado en México y Estados Unidos, preocupa que empiece a abrirse sigil·losament a Europa. De producción fácil, los narcotraficantes la usan como adulterando de la heroína y drogas parecidas para abaratar los costes de producción y maximizar los beneficios, causando muchas exposiciones involuntarias e incrementando enormemente el riesgo de sobredosis.

Uno adulterando omnipresente y potencialmente letal

La DIOSA (Administración de Control de Drogas de los Estados Unidos) alerta que el 40% de las pastillas del mercado negro contienen dosis “contaminantes” de fentanilo que podrían llegar a ser letales, sobre todo teniendo en cuenta que una cantidad mínima de este estupefaciente puede provocar la muerte rápida de una persona adulta. Las estadísticas lo corroboran: el 55% de las muertos por sobredosis en Estados Unidos se relacionan con el uso de opioides sintéticos como el fentanilo.

Unos efectos muy apreciados en medicina

Ahora bien, no todo el que rodea el fentanilo es siniestro. Fuera del mundo de la drogodependencia, hace años que se le atribuye un potencial como anestesiando que le abre puertas a la aplicación en clínica y medicina. El fentanilo es un opioide sintético que se considera entre 50 y 100 veces más potente que la morfina de la cual proviene. Su consumo induce un estado de euforia y relajación simultánea, un tipo de somnolencia que se relaciona con un descenso a la neurotransmisión cerebral y que, en parte, se manifiesta con un encorvamiento del cuerpo que los consumidores conocen como ‘hacer la reverencia’.

El fentanilo tiene un uso médico muy importante pero que queda escondido detrás el problema que supone como droga
El fentanilo tiene un uso médico muy importante pero que queda escondido detrás el problema que supone como droga

Produce estos efectos a través de los receptores opioides clásicos del sistema nervioso, que participan de forma normal en procesos como la regulación del dolor, el aprendizaje o, sobre todo, en los circuitos de recompensa y adicción. Precisamente por esta última actuación, el que preocupa más del fentanilo es su potencial adictivo. Teniendo en cuenta su potencia desorbitada, pequeñas dosis pueden tener efectos enormes que fuercen la entrada a un espiral de consumo creciente que lleva de forma prácticamente irreversible a la adicción: si no mata, te vuelve adicto.

Una bomba por el circuito de recompensa del seso

En esencia, los circuitos cerebrales de recompensa conectan áreas cerebrales que se encargan de reforzar positivamente algunas conductas para favorecer que se repitan. Son esenciales para la supervivencia y están estrictamente controlados por moléculas endógenas (propias del organismo) entre las cuales destaca la dopamina, tradicionalmente relacionada con la motivación y las sensaciones placientes. El consumo de sustancias como el fentanilo interfieren y alteran por completo el funcionamiento normal de estos circuitos, impidiendo una regulación correcta. Al tratarse de sustancias ajenas al organismo, el sistema nervioso no tiene la capacidad de regular adecuadamente su presencia y limitar los efectos y, en definitiva, están fuera de control.

Otra de las formas legales que toma el fentanilo como medicamento
Otra de las formas legales que toma el fentanilo como medicamento

El fentanilo, además, no solo es potente sino que es extremadamente rápido: llega al seso en muy poco tiempo y produce una euforia desmesurada que insta a volver a consumir para buscar el mismo efecto. Así, el consumo repetido acaba para inducir una tolerancia en que el cuerpo “se acostumbra” a la droga y cada vez necesita más para conseguir el mismo efecto. La tolerancia conduce directamente a la dependencia del fentanilo, que se manifiesta de forma física, con síndrome de abstinencia cuando no se consigue consumir; y psíquica, desencadenando episodios de ansiedad, cambios de conducta y una susceptibilidad fuera de medida.

El uso médico es muy valorado

Ante esta situación, puede sorprender que el fentanilo también sea considerado un analgésico y anestésico de gran valor reconocido oficialmente por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos) y de uso recurrente en los hospitales. Incluso ha desplazado la morfina en algunos tipos de tratamiento contra el dolor, especialmente, para los pacientes de determinados tipos de cáncer, y se calcula que es el opioide más recetado y utilizado a quirófano. En este sentido, se han aprovechado las características únicas de potencia y rapidez y se han trasladado al panorama farmacéutico, donde se prescribe en la dosis mínima eficaz, siempre dentro de los márgenes terapéuticos, y bajo un control exhaustivo en que se monitoriza constantemente al paciente.

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