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Comer bastante ayuda a mantener el cerebro sano pero pasarse lo envejece

Un equipo de investigadores, que ha estudiado poblaciones indígenas de zonas rurales de Bolivia, afirma que hay un equilibrio óptimo entre la alimentación y el ejercicio que consigue maximizar un envejecimiento saludable del cerebro y, a la vez, reduce el riesgo de enfermedades. Así, tal como explican en un artículo a ‘PNAS’, si bien comer bastante ayuda a mantener el cerebro sano, llegar a extremos como el de la obesidad hacen que envejezca prematuramente y aumenten las demencias.

La hipótesis de los científicos es que la ganancia energética de la alimentación se asocia positivamente con la salud del cerebro de las personas activas que vivían en el mundo con acceso limitado a la comida de nuestros antepasados pero que, al mundo occidental actual, es excesivo y está acelerando el envejecimiento cognitivo y la demencia a partir de la mediana edad.

Comparando los occidentales con dos tribus amazónicas

Los investigadores han colaborado con las tribus de los tsimané y los mosetén, que tienen un acceso menos seguro a la comida que las poblaciones urbanas e industrializadas y que se tienen que esforzar para conseguirlo. Además, también tienen menos acceso a atención sanitaria. A la otra banda, en los países ricos nos hemos acostumbrado a comer más y hacer menos ejercicio, hábitos que se asocian a un volumen cerebral menor y a un declive cogntiu más rápido.

Los tiempos y la precisión de las reacciones del seso van empeorando con la edad | iStock
El estilo de vida occidental nos lleva a comer mucho y movernos muy poco y esto acelera el envejecimiento del cerebro | iStock

El estudio quería comparar la velocidad de envejecimiento cerebral entre las poblaciones occidentales, los tsimané, que tienen muy pocos problemas de coro y demencias, y los mosetén, que tienen una cultura parecida a los tsimané pero que se han apartado del estilo de vida basado en la subsistencia. Los resultados son muy claros: el envejecimiento cerebral más rápido es en los occidentales, mientras que en los tsimané es lo más lento y, en los mosetén, encontramos el término medio. Además, los grupos indígenas también tienen una salud cardiovascular superior al de los europeos o los norteamericanos.

Un envejecimiento mucho mejor que nuestro

Al parecer, el límite a la disponibilidad de comer tiene un papel importante en esta mejor salud cerebral y cardiovascular de las sociedades preindustriales. Al fin y al cabo, los humanos siempre habían hecho mucho ejercicio para conseguir alimento, y su patrón de envejecimiento reflejaba este estilo de vida. Esta incidencia se ve especialmente al comparar los tsimané y los mostén, tribus muy relacionadas pero con una diferencia importante en el acceso en la tecnología, las infraestructuras y varios rasgos diferenciales más del estilo de vida occidental.

Entre los tsimané, de hecho, el índice de masa corporal, la cantidad de grasa y los niveles altos de colesterol ‘doliendo’ se asocian a un volumen cerebral más grande para la edad. Esto, pero, podría ser porque, de media, son más musculosos que los individuos de países industrializados con un índice de masa corporal semblante. Solo a los niveles más altos, pero, los que se acercaban a los más habituales en los Estados Unidos, el volumen del cerebro empezaba a reducirse.

El estilo de vida de los tsimane podría tener algo a ver con su baja proporción de demencias | Universidad de California - Santa Barbara
El estilo de vida de los tsimane tiene mucho que ver con su baja proporción de demencias | Universidad de California – Santa Barbara

Una explicación evolutiva

Así pues, podría ser que un exceso de bienaventuranza sea, realmente, el que está haciendo retroceder la salud de los países ricos. La grasa, el colesterol y otros indicadores de una alimentación completa aumentan con el volumen del cerebro pero hasta cierto punto, a partir del cual empiezan a ser perjudiciales, cosa que encaja perfectamente con la idea que el entorno en que vivimos los occidentales no se corresponde en la manera como ha evolucionado nuestra biología.

En el pasado, conseguir más comer invirtiendo menos calorías mejoraba la salud, el bienestar y el éxito reproductivo, es por eso que la evolución ha seleccionado los rasgos fisiológicos y psicológicos que nos hacen desear más alimento y menos esfuerzo físico. Con la industrialización, pero esto se volvió demasiado fácil, haciendo que todo se saliera de madre. Saber esto, pero, y que el mismo estilo de vida activo que lleva en un coro sano también lleva a un cerebro sano, incluso a edades bastante avanzadas, puede ayudar a reducir mucho las demencias, como los pasa a los tsimané y los mosetén.

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