Un equipo de investigadores ha encontrado un vínculo claro entre el consumo de alcohol antes y después del embarazo, y las cantidades, y cambios en la fisionomía de los bebés. Los resultados de esta investigación, que se ha hecho empleando inteligencia artificial (IA) y tecnologías de aprendizaje profundo, han estado publicados en la revista ‘Human Reproduction’ y da nuevos detalles sobre una asociación importante porque la forma de la cara de los niños puede indicar algunos problemas de salud y desarrollo, incluso en madres que dejaron de beber durante el embarazo.
Un comportamiento que puede tener consecuencias graves
La exposición al alcohol de los niños antes de nacer puede tener efectos adversos importantes en su desarrollo y, en caso de madres que beben mucho, puede resultar en el conocido como trastorno del espectro alcohólico fetal, que se refleja a las caras de los bebés. Se trata de una combinación de atraso del crecimiento, problemas neurológicos y un desarrollo facial anormal y fácil de reconocer. Entre los síntomas hay problemas cognitivos, trastorno de déficit de atención e hiperactividad, dificultades para el aprendizaje, problemas de memoria y de comportamiento…

Un estudio en las caras de más de 5.000 niños
Hasta ahora era claro claro que la causa era el consumo de alcohol de la madre durante el embarazo, especialmente si es elevado. No se sabía, pero qué efectos podía tener el consumo de alcohol en cantidades bajas en su cara y, por lo tanto en su salud. Este estudio, pues, es pionero, no solo por eso sino porque también es lo primero que examina el problema en niños con orígenes diversos.
Los investigadores usaron la IA y el aprendizaje profundo para analizar imágenes tridimensionales de más de 3.000 niños de nuevo años y más de 2.400 de 13 años que forman parte de un gran estudio llevado a cabo a los Países Bajos. La información sobre el consumo de alcohol de las madres se consiguió mediante encuestas hechos al principio, en la mitad y al final del embarazo y esto permitió dividirlas en las que no bebieron ni antes ni durante el embarazo, las que lo hicieron durante los tres meses anteriores pero se pararon al saber que estaban embarazadas y las que no pararon en ningún momento.

Una relación clara
Los análisis muestran una relación estadísticamente significativa entre la exposición prenatal al alcohol y la forma de la cara en los niños de nuevo años, con unos cambios más importantes cuanto más alcohol consumía la madre. En el caso de las madres que bebieron durante todo el embarazo, incluso menos de 12g en la semana, el equivalente a una copa de vino o una cerveza, ya originó diferencias detectables en la cara de sus hijos, en la primera vez que se encuentra esta asociación en un consumo tan bajo.
En el caso de los niños de 13 años, en cambio, los datos ya no permitían hacer asociaciones. Es posible que el crecimiento y otros factores ambientales hagan más difíciles de observar estos rasgos compartidos, si bien esto no quiere decir que el efecto del alcohol prenatal en su salud desaparezca. Así pues, parece que no hay ningún nivel de consumo de alcohol seguro durante el embarazo y que es recomendable dejar de beber incluso antes de la concepción para asegurar que la salud del bebé es óptima.
Un estudio con conclusiones importantes
Otro dato impostando es que los resultados entre las mujeres que bebieron durante el primer trimestre del embarazo y las que lo hicieron durante toda la gestación son parecidas, cosa que apunta que los efectos del consumo de alcohol son especialmente relevantes durante esta etapa. Por otro lado, también es importante que este estudio se haya hecho en muchos niños de muchos orígenes étnicos diferentes, cosa que permite tener una visión mucho más amplia.