Un equipo de arqueólogos ha descubierto en China los restos de un váter con cadena de hace 2.400 años. Este artefacto, lo más antiguo que se ha encontrado nunca, ha sido presentado a través de los medios estatales chinos como una muestra de los grandes adelantos a que había llegado aquella civilización en un momento tan remoto de la historia.
Situado en el interior del palacio y con el pozo en el exterior
El hallazgo se hizo el verano pasado en medio de las ruinas de un antiguo palacio del yacimiento de Yueyang, en la ciudad de Xi’an, antigua capital del país. Según parece, se descubrieron fragmentos del lavabo y también de un tubo de descarga. Un ejemplo muy concreto de las condiciones lujosas y a la vez tecnológicamente avanzadas en que vivía la élite gobernante de la época. Por el que afirman los medios chinos, se cree que el váter era en el interior del palacio y que un tubo conducía a un pozo externo donde caían la orina y los excrementos.

Un sistema muy avanzado pero sin mecanizar
Por su antigüedad, se piensa que este váter había sido empleado por oficiales de alto rango del Periodo de los Reinos Combatientes (475-221 a.C.) y de principios de la dinastía Han (206 a.C. – 220 d.C.). A pesar de que el sistema no estaba mecanizado, como los váteres con cisterna y cadena que conocemos, debía de funcionar de una manera parecida a cómo lo hagamos a día de hoy cuando nos cortan la agua: después de usarlo, un sirviente debía abocar agua para hacer correr las deposiciones hacia el pozo.
En cualquier caso, y en comparación con otras civilizaciones contemporáneas, esto es una muestra de la gran importancia que tenía la higiene y de los grandes esfuerzos que hacían en este sentido. De hecho, hasta ahora, se creía que el primer váter de este tipo había sido inventado en la Inglaterra del siglo XVI para la reina Elisabet I.