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Un experimento con plantas demuestra una de las teorías de Alan Turing

Un experimento con semillas de chía hechas crecer en el laboratorio ha permitido confirmar una de las teorías del polímat inglés Alan Turing (1912-1954). Al último encuentro de la Sociedad Física Americana, en Las Vegas (Estados Unidos), el investigador Brendan De Aquino presentó el resultado de su último trabajo, que demuestra que el crecimiento de estas plantas sigue unos patrones complejos que Turing predijo mediante ecuaciones en 1952.

Un modelo que explica la aparición de patrones

El modelo matemático, explica el que se conocen como ‘patrones de Turing’, aparecidos en la vegetación del desierto, a las manchas de los leopardos o a las franjas de las cebras, entre otros ejemplos. Así, según las ecuaciones de Turing, una serie de interacciones simples entre factores que compiten pueden originar patrones de superficie enormemente complejos. En las plantas, por ejemplo, la competición por la humedad en zonas áridas puede hacer que se distribuyan tomando formas sorprendentes.

La dificultad, justamente, era demostrar que el modelo de Turing explicaba estos patrones del mundo real, especialmente en el caso de la distribución de la vegetación. En este experimento, pero, parece que finalmente se ha conseguido, probando que el modelo de Turing también se puede aplicar a los patrones de crecimiento de la vegetación.

Alan Turing propuso un modelo matemático que, entre otros cosas, explica el desarrollo de las improntas
Alan Turing propuso un modelo matemático de que se ha ido demostrando la validez en varios campos

Un experimento con resultados concluyentes

De Aquino y su equipo hicieron crecer entonces de chía en bandejas y fueron ajustando el agua disponible, jugando con los factores que, en teoría, aparecen a las ecuaciones de Turing. Cuando las plantas fueron creciente, formaron patrones parecidos a los que forman a la natura pero, además, coincidían mucho con las simulaciones hechas por ordenador de cómo habrían tenido que crecer según la disponibilidad de agua y el modelo propuesto por Turing.

Así pues, probablemente por primera vez, se ha demostrado la validez de la propuesta de Turing para explicar el crecimiento de vegetación, después de que algunos experimentos químicos y con otros sistemas artificiales ya lo hubieran probado en otros campos. El genio de este científico, matemático, lógico, criptoanalista y biomatemàtic, pues, continúa sorprendiéndonos en el ninguno de 70 años de su muerte.

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