Los objetos hechos de cerámica negra eran un signo importantísimo del poder de el Imperio Wari, una civilización que gobernó el actual Perú mucho antes que lo hicieran los incas. Esto afirma un nuevo estudio publicado en el ‘Journal of Archaeological Science: Reports’ dónde apuntan que, como que este pueblo no tenía escritura, encontraron otras maneras de representar sus mensajes políticos y sociales y que, a partir de estas señales, se puede identificar el alcance y la duración de su influencia.
Un gran imperio sin escritura
Los wari ocuparon las zonas altas y costeras del actual Perú entre los años 600 y 1050, aproximadamente y, hace relativamente poco, fueron noticia porque se descubrió que llevaban a cabo grandes festividades donde se tomaba cerveza mezclada con alucinógenos. falta de un sistema de escritura, cuando menos que se haya descubierto, los investigadores creen que la cultura material debía de ser un elemento muy importante de transmisión de su cultura y su autoridad. En este sentido, pues, usar el color correcto podía significar la sumisión o el orgullo de pertenecer a aquel imperio, como si se llevaran la ‘bandera’ o las armas de los wari grabadas por todas partes.

El ‘negro wari’, la marca de una civilización
En este caso se trata de un color negro muy rico y muy distintivo. En este trabajo, los científicos han examinado restos de cerámica de varios yacimientos que se sabe que estuvieron bajo la influencia de los wari, analizando la composición química del pigmento negro empleado. A pesar de que la fórmula exacta cambiaba, la mayoría de ellos tenían en común que contenían un elemento químico, el manganeso.
De hecho, incluso se han encontrado lugares en el norte del Perú donde, antes de la llegada de los wari, se hacía un negro con hierro y calcio pero que, de golpe, cambiaron al manganeso, signo que habían entrado en la influencia de este imperio. Así, es posible, afirman los investigadores, que los wari exercicin algún tipo de control de calidad sobre la cerámica o, quizás, que se encargaran de dar a los artesanos el ‘pigmento’ correcto para tintar sus obras del que podríamos denominar ‘negro wari’.

Una diferencia pequeña pero capital
El cambio es sutil pero, en aquel momento, podría haber estado muy importante como símbolo del poder de aquella civilización. Esto es especialmente cierto si tenemos en cuenta que, por el resto, cada región continuó elaborando la cerámica como lo habían hecho siempre. Algunos, de hecho, incluso mantuvieron su decoración tradicional, añadiendo las características compartidas del estilo imperial de los wari. Así, por muchos kilómetros que viajara una pieza, todo el mundo sabría siempre que había sido fabricada en el imperio.