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El CREAF avisa que la sequía puede llevar los bosques a un «escenario desconocido»

El Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) advierte que la sequía prolongada que sufrimos actualmente puede llevar los bosques de la Mediterráneo a un «escenario desconocido». En una nota hecha pública a medio camino entre el Día Mundial de los Bosques y lo Día Mundial de la Agua, la institución analiza cuáles son los efectos que puede tener una carencia de lluvias tan persistente en las masas forestales, acostumbradas al enjuto estival y adaptadas con mecanismos de ahorro de agua muy eficientes pero que, ahora, se pueden ver superadas.

El 2023 tenemos «un suelo forestal muy vacío de agua», tal como demuestran los ríos y los pantanos. A pesar de que en febrero llovió, las reservas han continuado bajando porque la poca agua que cayó fue retenida por el suelo, que absorbió cada gota como si fuera una esponja. Y sin embargo, todavía haría falta mucha más agua por rellenar todos los poros del suelo y que el agua que se infiltra llegue a los pantanos.

El pantano de la Baells (Berguedà) evidencia la carencia de lluvias de los últimos meses | Aigües de Barcelona
El pantano de la Baells (Berguedà) evidencia la carencia de lluvias de los últimos meses | Aigües de Barcelona

El suelo forestal mediterráneo, una gran esponja

El suelo forestal mediterráneo, recuerdan, es cómo una gran esponja que acumula el agua de la lluvia durante los meses más húmedos, reteniéndola bajo tierra y permitiendo que la vegetación la use meses más tarde, cuando no llueve, gracias a unas raíces que pueden llegar a ser muy profundas. Es por eso que los árboles de suelos más delgados tienen más dificultades cuando hay sequía mientras que los bosques sobre suelos profundos tienen reservas más grandes. Es por eso que una gran parte de la lluvia no llega a ríos y acuíferos sino que se queda en el bosque. Según datos del CREAF, un 80% de la lluvia es interceptada y evotranspirada por el bosque, el que se conoce como ‘agua verde’.

A primera vista no parece que nada sea tan grave, porque apenas empezamos la primavera y venimos del invierno, donde el uso de agua en los bosques es menor porque los árboles paran buena parte de su actividad. El hecho, pero, es que ahora los árboles caducifolios volverán a sacar las hojas y los perennifolios harán una nueva crecida, y todo ello requiere muchísima agua, parte de la cual se usa directamente a la fotosíntesis y el resto, la inmensa mayoría, se evapora a las hojas para mantener la hidratación de las copas y el intercambio de gases con la atmósfera.

Episodio por sequía en la Noguera | CREAF
Episodio por sequía en la Noguera | CREAF

La carencia de agua provoca embolias en los árboles

Los estudios del CREAF constatan que en los bosques mediterráneos, por cada gramo de carbono absorbido, se transpiren 500 gramos de agua. Qué pasa, pues, si no llueve y la esponja no tiene agua? En verano, las temperaturas hacen que los árboles transpirin más, absorbiendo agua del suelo hacia las hojas y después hacia la atmósfera. Este flujo se produce por succión a través de los troncos y, cuanto más alta es la temperatura, más agua se evapora y más fuerza de succión hace que el agua suba hasta las hojas… hasta que no hay agua. Cuando pasa esto último, se pueden producir embolias, que obstruyen los conductos de transporte y, a la larga, pueden hacer que las plantas se sequen y mueran.

El cambio climático está haciendo más habituales y largos los episodios de sequía y también que las temperaturas en verano sean más altas. Así pues este verano miles y miles de árboles necesitarán toda la agua acumulada a los suelos pero, actualmente, hay muy poca de disponible. Esto crea un escenario complicado de afrontar. Si esta primavera no suficiente llueve, será muy difícil predecir qué pasará en verano, pero la ciencia ha estudiado situaciones previas.

Bosque de pinos y abetos muertos por sequía en el Parque Nacional Sequoia, en California | Jordi Martínez Vilalta
Bosque de pinos y abetos muertos por sequía en el Parque Nacional Sequoia, en California | Jordi Martínez Vilalta

La carencia persistente de agua puede llevar a la quiebra del sistema de transporte de agua de los árboles por acumulación de embolias, causando la mortalidad y el decaimiento generalizado a las zonas más débiles. Además, pero, los bosques debilitados son más vulnerables a otras amenazas como ahora las plagas, causando un cóctel peligroso que, junto con el aumento del riesgo de incendio, puede ser fatal.

Un escenario difícil de predecir

Así pues, el CREAF afirma que no se puede dar una respuesta definitiva sobre que pasará este verano si no llueve. En parte es porque dependerá del que pase los próximos meses y, en parte, porque no se disponen de las herramientas necesarias de seguimiento de los bosques en tiempo real para hacer buenas predicciones.

Los bosques catalanes son muy diversos y nos encontramos en contextos climáticos nuevos pero de momento, desde el CREAF, quieren dar un toque de atención y mantener la alerta por sequía en todos sus proyectos de seguimiento forestal. Entre ellos el proyecto Alerta Forestal ya ha abierto el llamamiento a la ciudadanía para ayudar a seguir los bosques los próximos meses y, si bien ahora no es fácil detectar episodios de decaimiento forestal, los efectos de la sequía pueden hacerse evidentes pronto.

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