Un equipo de investigadores de la Universidad de Manchester, en Inglaterra, han anunciado la creación del ‘StarCrete’, un nuevo hormigón que podría servir para construir colonias humanas fuera de la Tierra. Tal como explican en un artículo publicado a ‘Open Engineering [EB1]’, se puede fabricar muy fácilmente usando pulso extraterrestre, almidón de patata y un poco de sal, y no solo esto sino que es el doble de fuerte que el hormigón que usamos normalmente.
Uno de los grandes retos de la conquista del espacio
La construcción de infraestructuras en el espacio es uno de los grandes retos del establecimiento de presencia humana permanente fuera de nuestro planeta, puesto que puede ser muy difícil y, además, extraordinariamente cara. Una de las grandes esperanzas para hacerlo más fácil es mirar de usar materiales que sean fáciles de conseguir ‘in situ’, y es en esta línea que lo ‘StarCrete’ puede ser de gran utilidad.
Un hormigón resistente, barato y fácil de fabricar
Usando pulso extraterrestre simulada, los investigadores explican cómo el almidón de las patatas puede servir como aglutinante para crear un hormigón muy resistente. Si el que usamos normalmente en la Tierra tiene una fuerza compresiva de 32 megapascals (MPa), el que los científicos han creado a partir de polvo marciano simulado tiene una de 72MPa y, en el caso del que han hecho con pulso lunar, de 91MPa.

Antes de esto, el mismo equipo ya había hecho una propuesta parecida pero empleando sangre y orina como aglutinantes, con unos resultados bastante interesantes pero con el inconveniente de necesitar un suministro continuado de sangre en un entorno tan hostil como otro planeta. En el caso del almidón, en cambio, los futuros habitantes de la Luna o de Marte tendrán que comer y, probablemente, lo tendrán que cultivar allá mismo. Así pues, el StarCrete es una opción barata y sencilla.
Una posibilidad para el espacio pero también para la Tierra
Según los cálculos de los investigadores, con un saco de 25 kilos de patatas deshidratadas hay bastante almidón como para hacer media tonelada de StarCrete, suficiente como para hacer 213 bloques de los aproximadamente 7.500 que hacen falta, por ejemplo, para hacer una casa de 3 habitaciones. Si se usa sal común, además, que se puede obtener o bien de la superficie de Marte o bien de las lágrimas de los astronautas, el material puede reforzarse todavía más.
El próximo objetivo de los científicos es mirar de sacar el StarCrete del laboratorio y convertirlo en una realidad. De hecho, sus creadores hace poco crearon una ‘start-up’, denominada DeakinBio, que quiere explorar el uso de este material también a la Tierra. Al fin y al cabo, también podría ser una alternativa más sostenible al hormigón tradicional, la producción del cual supone un 8% de las emisiones globales de CO₂ a causa de un proceso que requiere mucha energía y temperaturas muy altas. El StarCrete, en cambio, se puede hacer en un horno doméstico a temperaturas normales, reduciendo mucho el coste de producción.