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James Webb muestra la supernova Cassiopea A cómo no lo habíamos visto nunca

El Telescopio Espacial James Webb no para de mostrarnos imágenes increíbles de todos los rincones del cosmos. En esta ocasión, nos lleva la supernova Cassiopea A, o más bien lo qué queda, como no lo habíamos visto nunca hasta ahora. El remanente de esta enorme explosión, que ocupa unos 10 años-luz y que es a 11.000 años-luz de nosotros, fue vista desde la Tierra hace 340 años. Es, pues, lo más joven que se conoce de una supernova a nuestra galaxia, y por tanto supone una oportunidad única para aprender como mueren algunas estrellas.

Al fin y al cabo, como que es una supernova relativamente reciente, permite observar el campo de restos que dejó a su alrededor y llevar a cabo un tipo de ‘autopsia’ para saber qué tipo de estrella había estado y de qué manera estalló. Comparada con las imágenes infrarrojas que se habían obtenido hasta ahora, la de James Webb permite observar detalles que habían estado invisibles hasta ahora y, por lo tanto, permitirá saber todavía más cosas de Cassiopea A, que ha sido una de las supernovas más observadas por los telescopios tanto espaciales como terrestres.

Cassiopeia A en una imagen combinando observaciones de la IXPE y lo Chandra | NASA
Cassiopeia A en una imagen combinando observaciones de la IXPE y lo Chandra | NASA

Los colores del polvo revelan mucha información sobre la explosión

Los colores que vemos a la imagen, está claro, son luz infrarroja trasladada al espectro visible, y contienen un montón de información que los científicos apenas ahora empiezan a recoger. Así, por ejemplo, el exterior de la burbuja tienen material naranja y rojo, que representan una temperatura más elevada y que marcan donde el material de la explosión está chocando con el gas y la pulso que rodeaban la estrella. En el interior, los filamentos rosas son el material de la estrella, que brilla por su mezcla de elementos como oxígeno, argón y neón. Finalmente, la parte verde que parece llena de pequeñas burbujas son el gran desafío para los astrónomos, que no se esperaban ni la forma ni la complejidad y que miren de entenderlas.

Una ventana para entender de donde viene el polvo cósmico

Entre las preguntas que puede responder Cassiopea A es el origen del polvo cósmico, que se cree que proviene de los materiales pesados expulsados por las supernovas pero de que todavía no se ha acabado de sacar el intríngulis. En este remanente, pero, se pueden examinar regiones con composiciones diferentes y ver qué tipos de polvo tienen. De hecho, entre los materiales que emiten estas explosiones hay el calcio de nuestros huesos o el hierro de nuestra sangre, que pasan de generación en generación de estrellas y planetas.

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