Todos los sistemas planetarios que hay a al Universo se pueden clasificar en cuatro tipos básicos. Según dos estudios publicados en la revista ‘Astronomy & Astrophysics’ y otro publicado en ‘Nature Astronomy’, su arquitectura permite hacer esta distinción y, además, ver que nuestro Sistema Solar es bastante excepcional.
Sistemas de planetas muy parecidos
Hace años que, gracias a las observaciones del Telescopio Espacial Kepler, los astrónomos se dieron cuenta que los planetas otros sistemas estelares tenían planetas que se asemejaban a sus vecinos en cuanto a la medida y a la masa. Durante mucho de tiempo, pero, también se pensó que era posible que esto fundido solo una percepción errónea causada por la imposibilidad de observarlos con suficiente claridad.
Al fin y al cabo, el Sistema Solar tiene un orden según el cual los planetas pequeños y rocosos –Mercurio, Venus, la Tierra, Marte…– orbitan cerca del Sol mientras que los grandes gigantes de gas y hielo –Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno– lo hacen más alejados. Así pues, parecía que, como mínimo, podía haber dos grandes tipos de sistemas planetarios.

Cuatro grandes arquitecturas
Ahora, se ha desarrollado un marco de trabajo para determinar las diferencias, si hay, entre los planetas de los mismos sistemas. Al aplicarlo, se ha visto claramente que no hay dos tipos diferentes de sistemas, pero, sino cuatro arquitecturas diferenciadas. Han sido bautizadas como ‘pareciendo’, ‘ordenada’, ‘antiordenada’ y ‘mixta’, según si los planetas son similares, van de pequeños a gordos, de gordos a pequeños o si hay una gran variedad entre ellos. Este marco, además, se puede aplicar a muchas variables de los planetas, resultando en una herramienta para examinar los planetas como un a pesar de compararlos entre ellos y con los otros sistemas.
Según los resultados del estudio, los sistemas más habituales son los que tienen planetas que se asemejan bastante entre ellos, llegando a ser unos 8 de cada 10 sistemas que hay a las estrellas que vemos al el nocturno. Esto también podría explicar los resultados de la misión Kepler. Por otro lado, un hecho sorprendente es que la arquitectura menos habitual es, precisamente, la ‘ordenada’, es decir, la de nuestro Sistema Solar.

Una explicación para estas diferencias
En cuanto a la explicación de estas diferencias, tanto la masa del gas y el polvo del disco protoplanetario como la cantidad de metales pesados a la estrella que hay en el centro podan determinar qué planetas se formarán. Así, por ejemplo, en discos pequeños, con poca masa y con pocos elementos pesados, aparecen planetas parecidos, mientras que de discos grandes y con muchos elementos pesados se pueden originar tanto sistemas ‘ordenados’ como ‘antiordenats’. Enmedio, pues, quedarían los sistemas ‘mixtos’.
Esta clasificación, además, tiene la ventaja que relaciona las condiciones iniciales de la formación de las estrellas y los planetas a la arquitectura del sistema, una medida que podemos hacer desde la Tierra. Así, podemos conocer el principio y el momento ‘actual’ de una evolución de miles de millones de años, salvando una distancia temporal que parecía inabarcable.