El cometa Nishimura, descubierto a principios de este mes de agosto, pasará cerca de la Tierra esta semana. Según explica el portal ‘EarthSky’, este objeto, que recibió el nombre del fotógrafo Hideo Nishimura, que lo vio por primera vez a principios de este mes de agosto, llegará a la distancia mínima de nuestro planeta –125 millones de kilómetros– este martes. Desde viernes y durante los próximos días, además, podría ser visible con prismáticos en las condiciones adecuadas.
La última vez que nos visitó fue en 1590
Una vez haya pasado de largo de la Tierra, el cometa Nishimura continuará acercándose al Sol hasta que, el 17 de septiembre, pase a unos 34 millones de kilómetros antes de continuar su órbita, que dura entre 430 y 440 años. Este último dato podría explicar por qué no se conocía la existencia hasta ahora: la última vez que se acercó en el centro del Sistema Solar debía de ser alrededor del año 1590, antes de la invención del telescopio, y no se sabe si entonces llegó a brillar bastante como para ser visto a primera vista.

Verlo será bastante complicado
De hecho, en esta ocasión, su brillantez y la distancia que nos separa es la justa para poder observarlo y, además, se irá acercando cada vez más al horizonte, de forma que usar prismáticos y ser en una zona con poca contaminación puede ser la única manera de verlo. En cuanto al momento adecuado, cuando menos al hemisferio Norte, será al crepúsculo de la mañana, concretamente durante el llamado crepúsculo civil, la hora exacta del cual se puede consultar en este enlace.
Para encontrarlo, es importante recordar que la cola siempre apunta en dirección contraria en el Sol, el calor del cual libera el hielo y el polvo del cometa, y que su coloración podría ser ligeramente rosa. La proximidad al Sol y al horizonte, pero, lo pueden hacer muy difícil de ver excepto por los observadores de comillas experimentados.
El cometa continuará su viaje
Una vez haya hecho la vuelta al Sol, además, podría ser visible otra vez desde el hemisferio Sur a partir de noviembre y durante unos cuántos meses, a pesar de que cada vez será más complicado de localizar. Cuando desaparezca completamente de nuestra vista otra vez, tendrán que pasar más de cuatro siglos antes de que vuelva a haber alguna posibilidad de observarlo.

