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El asteroide Ryugu contiene una pieza clave para la existencia de organismos vivos

El uracilo, una de las cuatro bases químicas del ARN y por tanto uno de los ‘bloques’ de que se constituye la vida, ha sido detectado a las muestras que la sonda Hayabusa2 llevó del asteroide Ryugu. Así pues, y tal y como explica un equipo de investigadores de la Universidad de Hokkaido, en el Japón, en un artículo publicado en ‘Nature Communications’, esta roca del espacio contiene el que se considera uno de los precursores de la vida, demostrando que es presente en entornos extraterrestres.

Una muestra ‘pura’ llegada del espacio

El cierto es que el uracilo ya se había detectado en otras muestras de meteoritos, incluidos las conocidas como condritas carbonàcies, que tienen muchos compuestos orgánicos. El hecho que estos meteoritos se hubieran encontrado en la Tierra, pero, hacía imposible descartar la posibilidad que su presencia fuera a causa de la ‘contaminación’ de la atmósfera o los organismos vivos de nuestro planeta. En este caso, en cambio, el hecho que las muestras de Ryugu hayan llegado directamente del espacio las convierte en los elementos más ‘puros’ que se han estudiado nunca y que, por lo tanto, su presencia no tiene nada que ver con la influencia del entorno.

Los investigadores recibieron una pequeña muestra del asteroide, que analizaron para encontrar compuestos orgánicos | JAXA
Los investigadores recibieron una pequeña muestra del asteroide, que analizaron para encontrar compuestos orgánicos | JAXA

Una pieza de un mecanismo esencial

Las nucleobases, como el uracilo, son los ‘bloques’ de que se forma la estructura del ARN, esencial para la creación de proteínas a las células vivas. Una teoría del origen de la vida, de hecho, apunta que el ARN apareció antes de que el ADN y que las proteínas y que, por lo tanto, los primeros organismos de la Tierra lo usaban para las reacciones químicas relacionadas con la vida.

El próximo paso, las muestras del asteroide Bennu

Después de este descubrimiento, el mismo equipo de investigadores espera poder analizar las muestras, en este caso del asteroide Bennu, que la misión OSIRIS-REx de la NASA obtuvo en 2020 y que, si todo va bien, llegarán a nuestro planeta el otoño de este año. Así, pues, podrán comparar los contenido de uno y otro asteroide y sacar conclusiones que son muy importantes tanto para nuestro conocimiento del Sistema Solar como, también por el desarrollo de la vida a la Tierra.

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