Los coches conectados son toda una pesadilla para la privacidad y la seguridad. Así lo alerta un nuevo estudio publicado hace pocas semanas por la Fundación Mozilla y de que se hace eco la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Según esta gran organización sin ánimo de lucro, dedicada a la creación de software libre y a «mantener la elección y la innovación a Internet», son «terribles», «la peor categoría oficial de productos para la privacidad» que han revisado nunca.
Qué es un coche conectado?
Este informe, fruto del análisis de las políticas de privacidad de 25 marcas de coches conectados de en todo el mundo, llega en un momento donde la flota de estos vehículos ya es de 300 millones y, según la plataforma Statista, se llegará a 400 millones de aquí a solo dos años, con una previsión para el 2035 de un aumento del 114% respeto esta última cifra.

Qué es, pero, un ‘coche conectado’? Eduard Blasi, profesor colaborador de los Estudios de Derecho y Ciencia Política a la UOC, los define como aquellos que «proporcionan acceso a internet o a interactuar con dispositivos móviles pero también los que permiten comunicarse con otros vehículos, con la infraestructura de tráfico o con los peatones».
Massa información y que es compartida y vendida
Entre los datos que recogen de los usuarios, hay información demográfica y también otros mucho más personales como el origen étnico o incluso sobre su vida sexual. El estudio, de hecho, concluye que recopilan demasiado, que un 84% de ellas las comparte o las vende y que un 92% da a los conductores poco o ningún control sobre ellas. Todas ellas suspenden pero, si las ‘menos malas’ son Renault, Dacia y BMW, la que ha obtenido los peores resultados es Tesla.

Blasi apunta que los datos procesados por los vehículos y combinadas pueden permitir establecer «patrones de conducta» sobre la manera de conducir: la manera de frenar, de acelerar, el desgaste de los neumáticos… Estos datos, «de interés y relevantes para la misma compañía», «también podrían ser para terceras empresas, como por ejemplo las aseguradoras», si el fabricante se las quiere ceder o vender, con o sin el permiso del conductor y más o menos anonimizadas.
El problema, pero, no se acaba aquí. Algunos de estos vehículos también llevan cámaras tanto en el interior como el exterior. «Diseñadas para funciones de seguridad y comodidad, como la prevención de distracciones o somnolencia y la asistencia en emergencias», explica Eduard Blasi, también recogen «datos sobre los ocupantes del vehículo y su comportamiento».
Encontrar un equilibrio
Es por eso, y ante el informe de Mozilla, que el profesor subraya la importancia de encontrar un equilibrio efectivo entre la tecnología y la ética en la automoción. Esto tendría que partir de dos principios capitales: la «privacidad por defecto», que hay que garantizar desde un inicio al usuario; y la «privacidad desde el diseño», es decir, que los adelantos se desarrollen a la vez que la normativa de protección de datos. Así, los conductores tendrían un nivel máximo de garantías sobre sus datos, compartiendo información solo de manera consciente y voluntaria, y también un control lleno sobre ellas.

Recomendaciones en la hora de adquirir un vehículo conectado
Mientras este equilibrio no llega, pero, Blasi advierte los conductores que tienen coches conectados tienen que tener varias cosas presentes. Principalmente tienen que ser conscientes del riesgo de conducir un vehículo que no solo es «cómodo e inteligente sino también un recopilador de nuestros datos».
Por eso recomienda revisar en detalle los términos y condiciones y las galletas de las páginas web y facilitar los datos y aceptar las funcionalidades que aporten un valor real. «Merece la pena hacer una doble revisión», insiste, y no aceptar ningún término ni condición que no se entienda. «Es fundamental», dice, «cuestionar si ciertos datos son realmente indispensables para los servicios que se ofrecen» y, por lo tanto, «evitar compartir información que no sea clara o parezca irrelevante».
Si el objetivo es reducir las tragedias a las carreteras, concluye Eduard Blasi, no se puede lograr a expensas de la privacidad de los usuarios. «Se tiene que poner el foco en el adelanto y, sobre todo, en la seguridad del conductor, pero simultáneamente se tiene que garantizar que sus datos personales no sean comprometidas o utilizadas indebidamente», acaba.








