El coche más rápido que se ha fabricado nunca, el Bloodhound, necesita un piloto que lo ayude a batir el récord del mundo de velocidad. Según informa la cadena británica BBC, el vehículo está esperando alguien que no solo tenga el valor y la habilidad para conducir una máquina capaz de llegar a los 1.300 kilómetros por hora, sino también alguien con el músculo económico –o el patrocinio– para volverlo a poner a punto y hacerlo correr más del que cabe otro coche ha corrido nunca.
Un proyecto que costará unos 11 millones de euros
Desde las últimas pruebas que hizo al desierto del Kalahari, en Suráfrica, en 2019, el Bloodhound ha sido guardado al Museo del Transporte de Coventry, en Inglaterra. La pandemia de Covid-19, que empezó en 2020, impidió que se consiguieran el dinero necesario para intentar batir el récord el mundo pero el líder del equipo, Stuart Edmondson, afirma a la BBC que es él momento de hacerlo.
Para volver a hacer correr el Bloodhound e intentar batir el récord del mundo, pero, hacen falta aproximadamente unos 11 millones de euros, y es por eso que sus propietarios quieren que sea el piloto quién ‘compre’ el asiento para ponerse ante el volante. Esto, está claro, y que tenga las aptitudes necesarias para controlar un vehículo tan especial como este, que requiere una serie de habilidades muy concretas entre las cuales hay la de mantener el jefe frío en cualquier situación.
Un nuevo piloto para una nueva era
Hasta ahora, el piloto del Bloodhound había estado Andy Green, un antiguo piloto de la Real Fuerza Aérea (RAF) británica que, el 1997, estableció el que todavía es el récord del mundo de velocidad en vehículo terrestre: 1.228 kilómetros por hora. Ahora dejará el coche en manos de un nuevo piloto, si bien no se desvinculará del proyecto sino que continuará aportando su pericia como consultor y consejero.

Un coche con el motor de un Eurofighter
En cuanto al coche, se encuentra en buen estado. Después de las pruebas de 2019, en qué lo Bloodhound llegó a una velocidad de 1.010 kilómetros por hora, algunos de los componentes más delicados del vehículo fueron desmontados y guardados en un lugar seguro porque no se deterioraran. Esto incluye el motor a reacción del coche, un Eurojet EJ200 diseñado, originariamente, para los cazas de combate Eurofighter. El secretario de Defensa británico, Grant Shapps, ya ha asegurado que, si lo Bloodhound quiere volver a correr, volverá a tener el motor.
Antes de esto, pero, todo lo Bloodhound se tendría que desmontar y volver a montar para asegurar que se encuentra en las mejores condiciones posibles. A pesar de que las pruebas de 2019 ya lo situaron como uno de los ocho coches más rápidos que ha habido nunca, para superar el récord hace falta que esté en perfecto estado, y es por eso que se calcula que, si se intenta batir el récord del mundo, será el verano de 2025.
Un secreto escondido para un récord libre de emisiones
El coche, además, guarda un as en la manga: además del EJ200, también fue diseñado para llevar un cohete monopropulsor. A las pruebas de 2019, esta unidad no había sido instalada, y es esto que se espera que, con ambos motores, pueda superar de largo el actual récord del mundo. Si bien en estos tiempos los récords de velocidad puedan parecer obsoletos, Stuart Edmondson cree que no y, además, recuerda que la marca se batirá sin usar ni una sola gota de combustibles fósiles. Será, pues, el primer récord del mundo de velocidad terrestre libre de emisiones.