El hielo marino que rodea la Antártida es a un nivel mucho más bajo que cabe otro que se hubiera visto durante el invierno, según los datos obtenidos por satélite. Así pues, parece que esta región tan importante del mundo, y a la cual se atribuía una supuesta ‘resistencia’ al calentamiento globa, lo está perdiendo rápidamente, un hecho que podría tener consecuencias muy importantes para todo el mundo y que han despertado la preocupación de los científico.
Un sistema que enfría el planeta y podría pasar a calentarlo
Las enormes extensiones de hielo de la Antártida son importantísimas por regular la temperatura de la Tierra, no solo porque enfrían el agua del mar que tienen debajo y contribuyendo a los deprisa que hacen que el clima de nuestro planeta sea cómo es, sino también porque su superficie blanca refleja la luz del Sol hacia el espacio, impidiendo que caliente el mundo.

Sin este hielo, y con el agua que hay debajo captando la radiación solar, esta gran zona del sur del planeta podría de dejar de contribuir a su enfriamiento por pasar a calentarla. Esto es el que preocupa a los investigadores que han visto cómo, este año, la superficie hielo marino es 1,5 millones de kilómetros cuadrados menor que la media habitual en septiembre y muy inferior a los límites inferiores registrados hasta ahora.
Un ciclo que podría haberse roto por siempre jamás
En las condiciones actuales de cambio climático, en un año con récords de calor y de temperaturas oceánicas y con un 2024 que se espera que sea todavía más cálido a causa del Niño, las perpectives que el hielo marino antártico se recupere son más bien exiguas. Además, estudiar estos ciclo del hielo siempre ha resultado complicado por las condiciones extremas de la región.
El que sí que sabemos de este ciclo es que el hielo se forma durante el invierno austral, entre marzo y octubre, y después se funde durante el verano del hemisferio sur, en un ciclo continuo. Ahora, pero, la reducción cada vez más grande del hielo marino empieza a preocupar los científicos, que temen que en algún momento haya un bucle imparable de fusión porque, si desaparece suficiente hielo, el agua de los océanos se calentará demasiados y pondrá en marcha un proceso imposible de parar y que, además, desestabilizaría el clima de todo el mundo. Una perspectiva apocalíptica pero que, en vista del que está pasando, es más probable del que creemos.

Un sistema cerrado que ha dejado de serlo
Al fin y al cabo, durante mucho de tiempo se ha considerado la Antártida como un sistema prácticamente cerrado, rodeado de agua y con una meteorología y un clima propios. De hecho esto es tan así que, hasta el 2016, la extensión de hielo marino que lo rodeaba continuó creciendo a pesar de que, al resto del mundo, hacía décadas que las temperaturas habían ido subiendo a causa de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Ahora, pero, la situación ha cambiado mucho. Sin ir más lejos, el marzo de 2022 una ola de calor extrema hizo que las temperaturas de la Antártida Oriental fueran de solo -10 °C cuando, normalmente, durante esta época del año son próximas a los -50 °C. El hielo marino, además, está batiendo récords continuados en negativo, especialmente en verano, y esto podría ser la prueba definitiva que las condiciones que aislaban el continente no han podido resistir más la presión del calentamiento global. Las consecuencias están para ver pero, durante las próximas décadas, nos tendremos que enfrentar.



