La cuenca del río Amazonas está sufriendo la sequía más grave en décadas. De hecho, según la agencia de alerta de catástrofes del gobierno brasileño, Cemaden, en algunas regiones las lluvias han sido las más bajas que se han registrado en el periodo julio-septiembre desde 1980, y esto ha hecho que el caudal se reduzca hasta niveles que no se habían visto desde hace más de un siglo. Al puerto de Manaus, por ejemplo, este lunes se superó un récord negativo establecido nada más y nada menos que en 1902.
Ecosistemas y habitantes están en una situación muy precaria
Los afluentes de la Amazonas se están secando rápidamente, dejando barcas y barcos embarrancados, impidiendo el suministro de agua y alimentos a zonas remotas de la selva y, en combinación con las altas temperaturas, causando la muerte de algunos animales especialmente sensibles como los delfines de río, una especie amenazada.

Así pues, tanto los ecosistemas de la región como los centenares de miles de habitantes humanos que viven se encuentran en una situación muy delicada. Según la agencia de protección civil del estado de Amazonas, de hecho, la sequía ha afectado 400.000 personas. A Manaus, que es la ciudad más poblada de la región y que se encuentra donde el río Negro desemboca a la Amazonas, la profundidad del agua a principios de esta semana llegó a 13,59 metros, la más baja en 121 años.
El fenómeno del Niño puede alargar la situación hasta diciembre
En unas declaraciones recientes, el ministro de Ciencia del Brasil afirmó que la sequía es consecuencia del fenómeno climático de Lo Niño, que se produce de manera cíclica y que lleva a patrones meteorológico globales más extremos. El problema, pero, es que apenas acaba de empezar, y el mismo ministro afirmó que se espera que la sequía continúe como mínimo hasta el próximo mes de diciembre, cuando los efectos del fenómeno lleguen en su punto álgido y empiecen a disminuïr.

