El futuro de las tecnologías de energía renovable podría ser a las rocas. Esto, cuando menos, es el que afirma un equipo de investigadores de varias instituciones de investigación de Tanzania, que ha publicado un artículo en ‘ACS Omega’ donde demuestra que algunos materiales, como por ejemplo granitos o las esteatitas o piedras de jabón, tienen una gran densidad energética y también una densidad muy alta incluso a temperaturas elevadas. Esto los permitiría ser ‘baterías’ que almacenaran energía por, más adelante, crear electricidad o deshidratar alimentos, entre otros.
Guardar la energía sobrante, un gran reto de futuro
Guardar la energía en baterías cuando no la necesitamos es bastante habitual, pero esta tecnología, cuando menos en el estadio en que está actualmente, no solo requiere muchos recursos y puede ser cara sino que, también, tiene problemas en la hora de almacenar grandes cantidades de energía, resultando en baterías enormes.
La energía térmica, una opción prometedora
El almacenamiento de energía térmica, que recoge esta energía como calor en un sólido o un líquido, es una alternativa que ha estado bastante estudiada en varios materiales, puesto que este calor, cuando se libera, se puede usar para generar electricidad y recuperar una parte importante. Es por eso que los investigadores se van fijado en los granitos y las rocas de jabón, que son presentes en todo el mundo y se forman a temperaturas muy altas, ambas características que pueden hacer opciones interesantes.
Materiales fáciles de obtener y con buenas propiedades
Sin embargo, las propiedades de estas rocas también pueden cambiar muy según o se formaron y, por lo tanto, algunas podrían ser de mayor ‘calidad’ que otras en este sentido. Así pues, los científicos obtuvieron muestras de varios lugares de Tanzania y las analizaron. Algunas muestras de granito tenían muchos óxidos de silicio, que añaden bastante, pero también otros compuestos como la moscovita que pueden hacerlas inestables a altas temperaturas.
Finalmente, pero, se encontraron muestras de granito y de piedra de jabón que, incluso calentadas por encima de los 1.800 °C, resistían perfectamente. Así pues, estos materiales baratos y fáciles de conseguir podrían tener un rendimiento notable como baterías de almacenamiento de energía térmica, guardando y transmitiendo el calor eficientemente a la vez que mantienen tanto la estabilidad química como la resistencia mecánica. Todo ello, pues, una gran promesa que los científicos vuelan continuar estudiando.
