India se prepara para uno de los proyectos de infraestructuras más grandes e importantes de su historia: una red gigantesca de canales para alcanzar sus cultivos, conectando ríos y desviando volúmenes enormes de agua para mejorar el riego en las regiones donde es más escasa. A pesar de que la idea pueda parecer prometedora, pero, no todo el mundo está de acuerdo: en un estudio publicado en ‘Nature Communications’, un equipo de investigadores afirma que un proyecto así podría tener efectos muy importantes en el clima, hasta el punto de reducir las lluvias.
En concreto, la transferencia de agua podría hacer caer las precipitaciones en las zonas que sufren más estrés hídrico, afectando los monzones hasta el punto que las lluvias podrían ser un 12% menores en algunas zonas. Así pues, alertan los investigadores, habría que estudiar mucho mejor los impactos ambientales de este grandes proyectos antes de implementarlo, puesto que las consecuencias podrían ser de un alcance difícil de imaginar.

Una idea recuperada de los colonizadores británicos
El plan, de hecho, no es una idea nueva, puesto que los primeros a tenerla fueron los colonizadores británicos. Sin embargo, desde hace casi 10 años vuelve a ser seriamente sobre la mesa. El gobierno indio quiere crear una red de 15.000 kilómetros de canales, con miles de reservorios, para transferir aproximadamente 174.000 millones de metros cúbicos de agua cada año, una cantidad estremecedora.
La idea es impedir que el máximo de agua posible vaya a parar en el mar para cubrir la demanda hídrica del país. Esto, pero, puede tener unos impactos catastróficos, no solo en el depósito de sedimentos y los ecosistemas acuáticos sino también para el sol, la atmósfera y sus interacciones en el ciclo del agua. El plan quiere incrementar la superficie de regadío en 35 millones de hectáreas, cosa que querría decir muchos más cultivos liberando humedad por sus hojas, reduciendo las temperaturas a su alrededor y, en una escala tan grande, cambiando los patrones de formación de nubes y de precipitaciones.

Cambios enormes que pueden tener efectos muy graves
Los autores de este estudio crearon un modelo por ordenador para ver las relaciones entre todos estos elementos y como podrían cambiar, tomando como referencia siete cuencas hidrográficas durante los meses de monzón. Los resultados muestran que el mes donde se sufren más los efectos de la interacción entre el suelo y la atmósfera es en septiembre, cuando los cultivos están maduros y el evotranspiració es más alta.
En este contexto, en cuatro estados las precipitaciones se podrían reducir entre un 6,4% y un 12% en algunos estados indios mientras que, a otros, podrían subir hasta un 10% o un 12%. Una modificación enorme de los patrones de lluvia que, además, podría incrementar el estrés hídrico en algunas zonas que ya sufren mucho, haciendo que la necesidad de aqueste enorme infraestructura fuera un tipo de profecía autocumplida que, además, reduïria o incluso neutralizaría los mismos beneficios que tendría que aportar.