El ecologista Richard T. Corlett cree que hay una manera de salvar todas las plantas del mundo de la extinción y ha trazado un plan para protegerlas. En un artículo publicado en ‘Trends in Plant Science’, explica cuál es su idea, que cree que puede funcionar para impedir que se extinga incluso una sola especie más y que, si esto es posible, «no hay excusa» por no hacerlo.
Una amenaza a menudo ignorada
Como pasa con los animales, muchas especies de plantas están sufriendo para adaptarse en un mundo dominado y modificado por los humanos. Y sin embargo, a menudo los esfuerzos de conservación las ignoran, aunque sea más baratas y fáciles de proteger que los animales y que tienen papel importantísimo tanto en los ecosistemas como para nosotros, proveïnt-noes, sin ir más lejos de alimentos y medicamentos.
A día de hoy se cree que entre un 21% y un 48% de todas las especies de plantas vasculares, que incluyen las plantas con flor y los árboles, podrían extinguirse a causa de los cambios en los usos del suelo y otras prácticas insostenibles. Corlett cree que se podría evitar la extinción de todas las 382.000 especies de plantas que se conocen pero que hay que tener en cuenta que no hay una solución única para todas.

Planes muy diferentes
Así pues, los planes de conservación pueden ser muy diferentes, tanto a sus hábitats naturales como en entornos controlados como por ejemplo jardines botánicos o, incluso, una combinación de las dos. Aquí es donde entrarían las ‘microrreservas’, pequeñas zonas protegidas, y también la conservación de semillas para replantar en caso de que se produzca el peor. Sin embargo, el científico reconoce que el mejor es conservar las poblaciones salvajes y autosuficientes en zonas protegidas, permitiendo que evolucionen en respuesta los cambios ambientales y con la ayuda de el resto de piezas de los ecosistemas de que forman parte y que, sin ellas, también podrían extinguirse.
Dos problemas importantes
Sin embargo, uno de los problemas más grandes por la conservación de las plantas es la carencia de especialistas preparados, especialmente a zonas tropicales donde todavía hay muchas especies para descubrir y que, por lo tanto, son invisibles tanto para la ciencia como para la planificación de estrategias de conservación. Estas especies, además, podrían desaparecer sin que ni siquiera sepamos que han existido.
Otro problema es el acceso a la información, puesto que haría falta, dice Corlett, crear un ‘metaherbari’ que relacione los registros digitales de ejemplares con fotografías, información sobre su estado de conservación, planes de recuperación y otros recursos. Con esto, se podría acceder rápidamente a la información necesaria para acceder a la información que hace falta para salvar las plantas. Un tarea, pero, que haría falta una gran colaboración a todos los niveles y en todo el mundo.