Un equipo de investigadores ha conseguir reproducir la ‘jeringuilla molecular’ que algunos virus y bacterias usan para infectar sus huéspedes. Esta técnica, además, presentada en un artículo publicado en ‘Nature’, ha estado mejorada gracias a la inteligencia artificial y podría revolucionar la manera como se administran algunos fármacos o como se llevan a cabo algunas terapias.
De momento el procedimiento ha sido probado solo en células humanas cultivadas en el laboratorio, pero sin embargo los científicos responsables de este adelanto afirman que puede ser un adelanto importantísimo para la medicina, ofreciendo una nueva manera de administrar los medicamentos basados en proteínas. De hecho, incluso hay la posibilidad de usar esta misma ‘jeringuilla’ para hacer llegar los componentes necesarios para el edición genética mediante la tecnología CRISPR-Cas9.
La edición genética, limitada por la imposibilidad de llegar a las células
A día de hoy, las aplicaciones médicas de CRISPR están limitadas por la dificultado de hacer llegar las enzimas que cortan el ADN y el fragmento del ARN que se sirvieron para la edición genética en el interior de las células. Cambiar el ADN es relativamente sencillo, el problema es llegar. Es por eso que las pruebas hechas hasta ahora con la tecnología CRISPR-Cas9 se han limitado a la edición del genoma del hígado, del ojo o de las células sanguíneas, que son aquellas donde podíamos llegar hasta ahora.

Unas bacterias que agujerean sus víctimas
Esto empezó a cambiar cuando los investigadores estudiaron en profundidad un grupo de bacterias que usa ‘pinchas’ moleculares para agujerear las membranas de las células huéspedes. Después, transportan proteínas a su interior, explotando su funcionamiento en favor suyo. El año pasado, los científicos consiguieron manipular este sistema en el bacterio bioluminiscent
La investigación continuó para mirar de encontrar una manera de conseguir que la jeringuilla del
Resultados prometedores
Los experimentos en cultivos de células humanas y al seso de ratones miraron de inyectado toxinas que podan matar células cancerígenas y también los reagentes de la tecnología CRISPR-Cas9. En el primer caso el procedimiento funcionó mientras que, en el segundo, no pudo completarse correctamente. Sin embargo, los investigadores trabajan para resolver este problema. Si se consiguiera, las posibilidades serían tantas que resulta difícil de imaginar.