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El misterio biológico de la menopausia: las chimpancés también la tienen

La menopausia es un misterio biológico que ha desconcertado biólogos y evolucionistas desde siempre. Analizándola bajo la óptica de Darwin, dejar de ovular –y por tanto de ser fértil– cuando todavía se tienen muchos años de vida por delante, no tiene sentido. El problema recae en el concepto básico sobre el cual gira la teoría de la evolución: la selección natural.

La selección natural presupone la existencia de individuos con características que los serán más o menos útiles para sobrevivir a un entorno determinado. Así, aquellos con rasgos más favorables tendrán más probabilidades de sobrevivir, reproducirse y transmitir estas características a su descendencia. Siguiendo esta idea, que un individuo sobreviva un periodo de tiempo considerable pasada su etapa reproductiva no confiere ninguna ventaja evolutiva, puesto que es invisible por la selección natural.

Una lista corta de excepciones

Por eso, en la mayoría de especies, hay un paralelismo claro entre la supervivencia fisiológica y la fertilidad, es decir, que son fértiles durante toda su vida. Solo las mujeres humanas y las hembras de seis especies de odontocetos, como las orcas, eran las excepciones que confirman la norma, puesto que dejan de ser fértiles en edad adulta avanzada pero disfrutan de una vida postreproductiva larga.

Los narvals son entre las especies mamíferos que tienen la menopausia

Esto, pero, ha cambiado recientemente con la publicación de un estudio a ‘Science’ que confirma la identificación de un periodo menopáusico en hembras de chimpancé de una comunidad salvaje en Uganda. El que a primer vistazo puede parecer una noticia sin importancia, ha cambiado la manera como encaja la menopausia dentro de la evolución y, a la vez, puede haber evidenciado un golpe más el daño irreparable que la actividad humana está causando al resto de especies del planeta.

Una explicación que no funciona del todo

Hasta ahora, la menopausia en las orcas y las mujeres miraba de explicarse con la llamada ‘hipótesis de la abuela’: las hembras de edad avanzada que entran en etapa menopáusica adoptan un nuevo rol dentro del grupo y pasan a colaborar en tareas variadas, liderando la busca de alimentos y ayudando activamente en la crianza de sus nietos y nietas. Liberan de trabajo las madres y aportan años de experiencia y sabiduría que tienen un valor incalculable para potenciar la supervivencia del grupo.

Esto explicaría la funcionalidad evolutiva de una fase vital postreproductiva y permitiría que las hembras aseguraran la propagación de sus genes de forma indirecta. Es una hipótesis que solo se podría aplicar en especies sociales que dependen del grupo para la supervivencia individual, pero que, aun así, hay quién duda que pueda dar razones suficientes para compensar la pérdida de fertilidad.

La chimpancé Malin con sus dos crías gemelas | Bioparc València
A veces, pero no siempre, las madres grandes pueden aportar su experiencia al grupo | Bioparc València

Ahora, además, está claro que no explica todos los casos. En las chimpancés salvajes de la comunidad Ngogo del Parque Nacional de Kibale esto no funciona, puesto que siguen un modelo social de dispersión femenina, en qué cuando llegan a la madurez sexual abandonan el grupo de origen. Las ancianas no pueden ayudar las hijas en la crianza y tampoco se han detectado conductas que propicien la cuida de la descendencia de los hijos machos.

Una situación incomprendida

A pesar de que no hacen de abuelas, pero, estas chimpancés viven casi veinte años después de dejar de tener crías propias. Por eso, parece que el caso encaje más dentro de la hipótesis del conflicto reproductivo, que plantea que la probabilidad más elevada de perder contra hembras jóvenes en la competición para reproducirse habría favorecido la pérdida de fertilidad en edades avanzadas.

Aun así, los datos tampoco apoyan completamente esta hipótesis y se necesitan más estudios. Por todo esto, se han planteado varias alternativas para explicar el porqué de la menopausia en chimpancés de Ngogo como la Marl, el Mar o la Sutherland, que superaron los sesenta años y vivieron cerca de veinte sin tener descendencia o mostrar signos de estar ovulando.

Los chimpancés usan la comunicación para cazar mejor, cooperando para capturar y matar sus presas | Wikimedia Commons
La situación de muchos chimpancés en todo el mundo es bastante crítica | Wikimedia Commons

Los datos apuntan a un hecho muy preocupante

Un grupo de investigadores estuvo siguiendo las 185 chimpancés hembra que vivieron en la comunidad entre 1995 y 2016, recogiendo datos demográficos y hormonales a partir de muestras de orina, que confirmaron una similitud significativa con el estado hormonal típico de la menopausia en mujeres humanas, y propusieron dos nuevas explicaciones.

Por un lado, la menopausia de las chimpancés podría ser una respuesta temporal a condiciones ecológicas excepcionalmente favorables: la desaparición de su depredador natural por la acción humana, la gran disponibilidad de alimentos, el control estricto del contacto con humanos al tratarse de un parque natural… Todo ello habría favorecido un incremento de la esperanza de vida y, por lo tanto, la aparición de la menopausia. Si así fuera, se podría entender mejor la aparición de la menopausia a nuestra especie.

Por otro lado, pero, también se podría entender que la menopausia es típica y natural en chimpancés y que no se había observado hasta ahora por culpa del impacto de la actividad humana. En un cambio de perspectiva, esto no querría decir que las chimpancés de Ngogo viven en unas condiciones ideales que permiten la menopausia sino que el resto viven menos y no llegan a tenerla. Se ha constatado que la razón principal de la menor supervivencia en otras comunidades de chimpancés es el deterioro de sus hábitats y la mortalidad extremadamente alta que resulta del contacto con humanos y la transmisión de enfermedades entre especies. Un golpe más, la actividad humana ha estado devastadora.

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