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Simuladores de reglas: cambiando la perspectiva sobre el dolor menstrual

La posibilidad de solicitar la baja laboral por dolor menstrual incapacitante es una realidad en casa nuestra desde el año pasado, pero en Francia todavía luchan para implementarlo. A pesar de que la propuesta que se había presentado hace poco finalmente no ha podido ser aprobada a la Asamblea francesa por un solo voto, miembros del partido ecologista organizaron un pequeño experimento con los diputados que se oponían a la baja menstrual. Como que el dolor es un parámetro extremadamente subjetivo y muy difícil de mesurar, una manera de aproximarse a la comprensión de una experiencia como lo es el dolor menstrual es a través de simuladores de reglas dolorosas.

Dicho y hecho, y tal como se puede ver en el video compartido en X por Sébastien Peytavie, los diputados pudieron experimentar en primera persona lo que es el dolor menstrual, y las reacciones no pueden ser más clarificadoras. Se quejan y reatornillan, sin ser capaces de acabar de leer en voz alta un texto sobre la regla, mientras en el video aparecen mensajes contundentes: “Una mujer de cada dos tiene reglas dolorosas e incapacitantes. Estos dolores pueden ser parecidos a los de una crisis cardíaca”. Y Mozart de fondo. ¿Por qué hace tanto dolor?

La menstruación dolorosa o dismenorrea es el dolor intenso, agudo y espasmódico en la zona abdominal baja, que se acompaña a menudo por un cóctel de síntomas diversos, como por ejemplo dolor de cabeza y de espaldas, cansancio, náuseas o vómitos. Suele empezar hasta cuatro días antes del sangrado menstrual, y se puede alargar de horas a días, normalmente sin durar más de tres. A pesar de que es la alteración más común de la menstruación, no acostumbra a aparecer en las primeras reglas después de la menarquia (la primera vez que se menstrua), pero una vez el ciclo menstrual se estabiliza un poco, la incidencia se dispara hasta lograr un pico del 85% de afectadas entre las mujeres de 20-25 años

El ciclo menstrual | Wikimedia Commons
El ciclo menstrual | Wikimedia Commons

¿Cómo se explica?

La explicación biológica de este dolor radica en la acción de las prostaglandinas, unas moléculas que se sintetizan y liberan cuando, en cada ciclo ovárico, la progesterona cae en picado si no hay gestación. Sin progesterona, el revestimiento uterino que tenía que acoger a un posible embrión (el endometrio) se pierde en un proceso de descamación en que las prostaglandinas son las protagonistas. En esencia, estas moléculas inducen una respuesta inflamatoria generalizada y se encargan de estimular la contracción de la capa muscular del útero para desprender el endometrio, provocando unas contracciones que pueden ser bastante fuertes para activar los nervios sensitivos del dolor. Un dolor que muchas veces se describe, tal como confirman los diputados franceses, “como si te clavaran todo de cuchilladas”. Es imprescindible que el endometrio se pierda completamente, y por eso las prostaglandinas son muy importantes, pero su exceso es la causa directa de los dolores menstruales y los síntomas acompañantes de la dismenorrea. 

La intensidad del dolor que sufren las mujeres con dismenorrea puede variar de leve a totalmente incapacitante, siente una causa importante de absentismo laboral o escolar, automedicación y consulta en los centros sanitarios, aunque solo un 31% de ellas va al médico. La normalización del dolor como componente característico de la menstruación es uno de los factores que explica que la dismenorrea todavía sea una condición desacreditada y maltratada en mujeres jóvenes y adultas, pero sobre todo afecta aquellas con dismenorrea secundaria. Mientras que la dismenorrea primaria, explicada hasta ahora, se presenta en mujeres sanas sin alteraciones orgánicas, la dismenorrea secundaria es un dolor menstrual continuo que se asocia a algún tipo de alteración o patología en los órganos pélvicos. En estos casos, el dolor aparece casi una semana antes del sangrado y puede persistir durante todo el ciclo, llegando a ser permanente con el tiempo, y se considera síntoma de una enfermedad subyacente. Algunos ejemplos podrían ser malformaciones congénitas, enfermedades inflamatorias o tumores, pero la causa más frecuente es la endometriosis. En la endometriosis, el endometrio no solo crece al útero, sino que también se extiende en regiones anormales como los ovarios, los oviductos y tejido del alrededor, donde se comporta del mismo modo: prolifera y se desprende en cada ciclo menstrual. Ahora bien, en estas localizaciones, este proceso induce la formación de quistes e irrita de forma importando el tejido del alrededor. Por eso, en estos casos el sangrado es excesivo y el dolor es mucho más intenso, no limitándose en la zona abdominal baja, y pudiendo evolucionar a un dolor pélvico crónico. 

El dolor de regla no es normal. Normalizarlo no hace más que soterrar realidades como las de las mujeres con dismenorrea secundaria, que ven atrasado entre 8 y 10 años su diagnóstico, ya sea porque sus síntomas se entienden como normales o porque se ven abocadas a un uso indiscriminado de fármacos para combatir el dolor, que no hacen más que maquillar y tapar el problema de base. 

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