Un equipo de investigadores australianos ha usado dos especies de hormiga para resolver una duda bastante antigua de la estrategia militar: si es mejor tener un gran número de efectivos débiles o un número más pequeño de unidades poderosas. En un artículo publicado en ‘PNAS’, los científicos explican qué experimentos han llevado a cabo y qué conclusiones los han permitido sacar, en un paso para resolver el dilema de si son mejores los números o la fuerza.
Desde hace tiempo, las dudas sobre las mejores estrategias de guerra en humanos se han adaptado a los conflictos entre otras especies, con una atención especial a los insectos sociales, que pueden movilizar grandes ejércitos. Hace años, un estudio parecido propuso que encontrar el equilibrio entre números y bastante dependía en parte del entorno, puesto que los más complejos favorecían fuerzas más pequeñas y capaces mientras que los más simples favorecían el despliegue de cantidades enormes de tropas débiles.
Una primera prueba con la ‘Age of Empires II»‘
Ahora, pero, los científicos lo han puesto a prueba empíricamente, en un experimento que empieza con una frase impactante: «Para ilustrar los efectos potenciales de la complejidad ambiental en un combate de grupo en un escenario ideal, primero hemos creado batallas simuladas usando el videojuego de estrategia en tiempo real ‘Age of Empires II’«. Un inicio con simulación que es sorprendente pero quizás no tan fiable como las hormigas.
En esta prueba, los investigadores hicieron combatir Caballeros Teutónicos de Élite, la unidad individual más poderosa del juego, contra el Espadatxí a Dos Manos, una unidad genérica. Los primeros vencían siempre los segundos en el uno contra uno, y hasta cuatro contra uno; a partir de cinco contra uno, los espadatxins vencían siempre.
Después empezaron a probar escenarios donde nueve caballeros de enfrentaban a un número variable de Espadatxins. En un entorno simple, en un 50 contra 9 los caballeros perdían siempre pero en cambio, en entornos complejos, podían vencer hasta 70. Así pues, la supervivencia de las unidades más débiles en terrenos sencillos parecía funcionar como la teoría enunciada antes.

Un experimento real con hormigas
Todo ello, pero, continuaban sin ser datos reales, de forma que los investigadores eligieron dos especies de hormigas para hacer un experimento real. La primera es la hormiga argentina, considerada la peor del mundo. Son unos insectos relativamente pequeños, de unos 2mm de longitud, pero que forman colonias enormes con muchas reinas, creando ejércitos numerosísimos. Las opusieron a la hormiga de la carne australiana, que es cuatro golpes más larga y pesa muchísimo más. Cabe de las dos especies, además, no tiene guerreras, de forma que quienes combate son las obreras.
En combates individuales las hormigas argentinas a menudo ni intentaban enfrentarse a las australianas, de forma que no se pudo saber cuántas hormigas pequeñas hacían falta para matar una de gorda. Así pues, los investigadores decidieron continuar y probarlo con grupos cada vez más grandes para ver qué pasaba.
En este caso, vieron como, al poner 20 hormigas de la carne a enfrentarse a entre 5 y 200 hormigas argentinas, las últimas siempre perdían pero, además número, más de sus oponentes conseguían matar. Una cifra que, eso sí, aumentaba más despacio en terrenos complejos que no en simples. Así pues, parece que los resultados son consistentes tanto con las simulaciones con la ‘Age of Empires’ como con las teorías enunciadas anteriormente.


