Una operación policial en Mongolia ha acabado con el descubrimiento del que, según los arqueólogos, es una de las sillas de montar a caballo más antiguas del mundo. En un artículo publicado en ‘Antiquity’, un equipo de investigadores describe este hallazgo, hecho gracias a la requisa de todo de objetos de una banda de saqueadores de tumbas, y la sitúa como un ejemplo de un momento clave de la evolución de la relación de los humanos con estos animales.
Un adelanto tecnológico datado en el siglo IV
Desde la domesticación de los caballos, hace miles de años, los humanos los habían montado a pelo o bien usando algunas protecciones rudimentarias, lejos del que ahora entendemos por sillas de montar con una estructura sólida. La que protagoniza este estudio destaca precisamente por esta última característica y porque, según la datación por radiocarbonono, es de aproximadamente el siglo IV, cosa que la hace una de las más antiguas que se conocen. Estaba hecha de unas seis piezas de madera de abedul juntadas con claves hechos también de madera, y parece que había sido pintada de rojo y negro con dos tiras de cuero que, probablemente, servían para aguantar los estribos.

Un momento importantísimo en la historia humana
Este descubrimiento no solo pone de relevo una vez más las relaciones profundísimas entre humanos y caballos en Mongolia, como en otros lugares de las estepas de Asia Central, sino también el papel que podría haber tenido este pueblo en la propagación de las tecnologías y la cultura ecuestres por todo el planeta. Un cambio que no solo fue toda una revolución sino que abrió una nueva era en la historia de la guerra, con el inicio de las grandes invasiones de pueblos montados a caballo que coincidió con el declive del Imperio Romano.
El uso de la madera de abedul, un árbol común al macizo del Altai, hace pensar a los investigadores que la silla era de producción local y que, por lo tanto, es probable que la tecnologías se desarrollara en la región. A partir de allá, las sillas sólidas se debían de popularizar rápidamente por Asia y también por el Oriente Medio, convirtiéndose en un elemento importantísimo de los ejércitos montados que llegaron del este en varias oleadas durante los siglos siguientes y que cambiaron la historia de Europa.

