Un equipo internacional de investigadores ha anunciado el descubrimiento de unos restos fósiles espectaculares: las de un dinosaurio y un mamífero luchando a muerte hace 125 millones de años. Presentados en un artículo en ‘Scientific Reports’, estos hallazgos son especialmente importantes y excepcionales porque muestran los animales en pleno combate y también porque, curiosamente, parece que fue el mamífero quien atacó el reptil, que era tres golpes más gordo.
Un ataque congelado por siempre jamás
Los fósiles han sido encontrados en el nordeste de China y se cree que son del periodo Cretáceo, el último antes de la extinción masiva que hizo desaparecer, entre otros muchos, todos los dinosaurios excepto los pájaros. La escena que muestran, congelada por siempre jamás por la fosilización, es la de un animal relativamente parecido a un tejón y de la medida de un gato doméstico, denominado ‘Remenomamus robustus’, atacando un dinosaurio herbívoro conocido como psittacosaurio.
El mamífero comiéndose el dinosaurio
Este momento de violencia es un ejemplo claro que, a diferencia del que se acostumbra a pensar, los mamíferos primitivos no vivían siempre en la sombra de los dinosaurios. Si bien lo ‘Remenomamus’ era uno de los mamíferos más gordos que existía, y que incluso los dinosaurios más pequeños acostumbraban a ser de medida superior, parece que a veces no era el dinosaurio gordo quién se comía el mamífero pequeño sino que, en las circunstancias adecuadas, podría haber pasado a la inversa.
El nuevo hallazgo, de hecho, no es la primera prueba que los mamíferos podían alimentarse de dinosaurios puesto que en 2005 se encontraron, precisamente, los restos de un psittacosaurio en el estómago fosilizado de un ‘R. robustus’, cosa que quiere decir que ataques como este último, que quedó conservado por siempre jamás, debían de ser más habituales del que pensamos. El que hace especiales estos fósiles, pero, es que han capturado perfectamente la lucha entre los dos animales.
Un hallazgo excepcional
Este tipo de fósiles, donde se ven las interacciones entre seres extinguidos, especialmente si se trata de escenas de caza, es extremadamente raro, y una gran ayuda para los paleontólogos en la hora de explicar el comportamiento de criaturas que ya no existen. Al parecer, el psittacosaurio era un herbívoro común en la zona en aquella época, y tanto la presa como el depredador eran ejemplares casi maduros en el momento del ataque.
Mientras se peleaban, una colada de barro proveniente de una erupción volcánica los mató y los conservó en la posición en que estaban, como si fueran dos víctimas de el yacimiento romano de Pompeya. En aquel instante, la ‘R. robustus’ se estaba cogiendo a la mandíbula del psittacosaure con una de las zarpas del delante, mientras que una de las patas traseras se aferraba a las patas del dinosaurio y los dientes estaban clavados en sus costillas.
Quién habría ganado?
Si los expertos están convencidos que el mamífero era un depredador, y no un carroñero, es por la falta de marcas de mordiscos a los huesos, un indicador claro que la presa ya era muerta; y porque la posición es masa compleja para tratarse de un mamífero alimentándose de los restos de otro animal. El que no sabremos nunca, pero, es quien habría ganado este duelo. Sin embargo, y basándonos en los hallazgos mencionados anteriormente y también en ejemplos actuales, parece que el mamífero tenía posibilidades.
