Un equipo de astrónomos ha descubierto un agujero negro de una galaxia lejana que orbita otro de mucho mayor. A pesar de que hacía tiempo que se sospechaba que existía, ahora ha sido detectado directamente gracias a una emisión de luz proveniente del agujero negro más pequeño, tal como explicaron los autores del hallazgo en un encuentro de la Sociedad Astronómica Americana.
Una sospecha de hace tiempo
El agujero negro supermassiu, denominado OJ287, es un blàzar, uno de los objetos más brillantes del universo. Se trata de un agujero negro muy gordo que emite rayos de radiación brillante hacia el espacio y, en este caso, el rayo apunta casi directamente a la Tierra, si bien su origen es a 3.500 millones de años-luz de distancia.
Curiosamente, cada 11 o 12 años se ha ido observando que aumentaba repentinamente la brillantez, cosa que hizo pensar que, quizás, había otro agujero negro masivo orbitándolo. Los dos son enormes: si el más grande se cree que tiene una masa unos 18.000 millones de veces la del Sol, el pequeño ‘solo’ es de unos 150 millones de masas solares. Los dos, pues, hacen parecer una canica el agujero negro del centro de la Vía Láctea, que es de unos 4 millones de masas solares.

Una detección que obra todo un nuevo campo de investigación
El agujero negro más gordo está rodeado de un disco de gas y polos incandescentes que brilla en varias longitudes de ola y, si hubiera un agujero negro más pequeño, cada vez que entra en este disco tendría que provocado un estallido de luz y, además, lo tendría que hacer de manera recurrente, coincidiendo con una órbita estable. Observándolos, pues, hasta ahora se había creído casi seguro que había un segundo agujero negro.
En esta última ocasión, pero, los investigadores prepararon telescopios terrestres y espaciales para observar esta deflagración con el máximo de detalle posible. Es así como, además de la luz del disco, se detectó otra deflagración, brillando y rápida y que solo duró un día. Esto, según los astrónomos, correpson al segundo agujero negro estirando el material del disco a medida que se acerca, justo antes de chocar.
Así pues, finalmente hay la prueba directa de la existencia de este segundo agujero negro. Además, pero, este estudio podría ser el inicio de todo un campo de trabajo, el de estas emisiones secundarias en sistemas binarios de agujeros negros. Ahora que ya se ha encontrado un caso, se podrían buscar muchos más y, así, ampliar el conocimiento que tenemos sobre uno de los fenómenos más increíbles del universo.

