Un núcleo de hielo que fue extraído a Grenlàndia hace casi 60 años y que ahora ha sido redescubierto permite prever una subida enorme del nivel del mar a causa del calentamiento global. Según explican los científicos que lo han analizado en un artículo publicado a ‘Science’, hace 400.000 años las temperaturas en la zona eran parecidas a las de ahora y, entonces, casi no quedaba hielo en toda la isla.
Refutando las teorías establecidas
Este trabajo refuta el que se había pensado hasta ahora, que la mayoría de Grenlàndia ha estado cubierta de hielo desde hace millones de años. El que pasó, según parece, es que un calentamiento global natural llevó a un gran episodio de fusión del hielo que hizo que el nivel del mar subiera casi un metro y medio, una pista inquietante del que puede pasar de aquí a muy poco tiempo, especialmente teniendo en cuenta que, ahora, las concentraciones de CO₂ a la atmósfera son 1,5 veces superiores a las de entonces y las temperaturas continúan subiendo.
Así pues, si en un episodio de calentamiento considerado moderado se produjo un cambio tan grande, la sensibilidad del hielo de Grenlàndia al cambio que estamos provocando los humanos puede ser no solo mucho más grande de la que se pensaba sino incluso irreversible, y nos podría esperar un deshielo muy rápido que podría producirse, de hecho, en cosa de pocos siglos. Si todo el hielo de la isla se fundiera, de hecho, el nivel del mar subiría unos 7 metros, afectando las costas de todo el mundo, donde viven miles de millones de personas y que supondría una catástrofe global.

Analizando una muestra antigua con técnicas nuevas
En este estudio, los investigadores han invertido años estudiando sedimentos helados de un núcleo extraído de una base norteamericana en 1966. Si bien entonces no se disponía de los medios para extraer tanta información y fue guardado en un congelador, el 2017 fue recuperado en Dinamarca, donde había sido guardado, y los científicos pudieron empezar a examinarlo con técnicas más modernas.
Lo primero que los sorprendió fue encontrar entonces, musgos y hojas, todo un ecosistema helado que indicaba que, en aquel momento, en aquel lugar no había nada de hielo. Al datar los depósitos en 416.000 años, se dieron cuenta que, al contrario del que se había pensado hasta ahora, el hielo había desaparecido en algún momento. Un indicio que, en las condiciones actuales en la Tierra le podría esperar un futuro con unos casquetes polares muy pequeños y, por lo tanto, con un nivel del mar mucho más alto.
Una nueva llamada de alerta
Esta fusión del hielo, además, contribuirá al calentamiento global, puesto que las enormes extensiones blancas reflejan muchísima luz del Sol que, cuando no esté, se quedará en nuestro planeta. Así pues, se creará un bucle de calentamiento que puede eliminar el hielo a una velocidad mucho más alta de lo que imaginamos. La situación, por lo tanto, es todavía peor de la que decían algunas predicciones, cosa que no hace más que remarcar la necesidad vital de reducir las emisiones para limitar, en la medida del que todavía es posible, el alcance de la fusión de los polos.