Los polímeros de fibre de vidrio y de carbono podrían ser, si no se hace nada, el gran problema de residuos del futuro. Al ritmo actual, si no se implementan sistemas de reciclaje rentables y eficientes, la suya acumulación durante las próximas décadas puede ser enorme y, el 2050, la generación anual solo de la industria de la aviación y de la energía eólica puede llegar a las 840.300 toneladas, según algunas estimaciones.
El material del futuro y a la vez una amenaza
Los compuestos de fibra son considerados una solución milagrosa porque son duraderos, resistentes y mucho versátiles. Lo son tanto, de hecho, que se espera que su uso aumente un 60% en los próximos 10 años. A partir del año 2030, la transición energética hará que estos materiales se conviertan en una de las principales fuentes de desechos del mundo, puesto que se usarán para turbinas eólicas, depósitos de hidrógeno, aviones, barcos y coches en grandes cantidades.
A pesar de que hay maneras de reciclarlos, actualmente la mayoría acaba a desecherías o incineradoras y, además, crear más supone un golpe duro para los recursos disponibles en el planeta y una gran gasto energético. En un nuevo estudio publicado a ‘Composites Parte B: Engineering ‘, un equipo de investigadores de la Universidad de Sidney (Australia) afirma que los métodos de reciclaje actuales tienen el potencial de reducir el consumo de energía de la producción de estos materiales en un 70%, además de evitar que los desechos se acumulen tal como, ahora mismo, pasa con el plástico.

Un nuevo método para reciclar las fibras
Es por eso que los autores del trabajo han desarrollado un nuevo método de reciclaje para las fibras de carbono y de vidrio que asegura una mayor recuperación del material con más eficiencia energética en comparación con los existentes. pretratante los materiales con una reacción llamada solvòlisi, se facilita la desintegración del material y preserva las propiedades mecánicas de las fibras porque reduce la necesidad de calor durante el reciclaje. Así, las fibras obtenidas tienen un 90% de la resistencia de las originales y resultan más baratas de recuperar.
Los investigadores han probado el método con partes de un cuadro de bicicleta con restos de aviones, validando la efectividad del tratamiento y también que los material resultantes son de más calidad que los que se consiguen con las técnicas de reciclaje actuales a la vez que tienen un coste energético menor. Una gran oportunidad para el futuro para prevenir que tengamos otra fuente de residuos y, además, contribuïnt a la sostenibilidad ecológica y económica de la transición energética, un elemento que hay que tener muy presente.