Los investigadores están mirando de resolver el misterio de la ‘desaparición’ de una cantidad enorme de hielo marino en la Antártida que, según afirman, tendría que ocupar una superficie comparable a la de Argentina. Si bien al hemisferio Norte es verano, en el Sur es invierno, y por tanto, de acuerdo con sus cálculos, la superficie de mar cubierto de hielo tendría que ser mucho más grande del que es.
2,6 millones de kilómetros cuadrados menos
De hecho, el hielo marino antártico de este año es a los niveles más bajos para ser invierno desde que empezaron los registros hace 45 años, superando en 1,6 millones de kilómetros cuadrados el récord anterior, que se había establecido en 2022, y 2,6 millones de kilómetros cuadrados por debajo de la media 1981-2010. Los científicos, están tan sorprendidos que, incluso, consideran que es un valor excepcional que podría ser que solo se produjera una vez cada millones de años.

No obstante, hablar de probabilidades podría ser engañoso porque, como bien sabemos, el sistema está cambiando rápidamente y esto afecta la Antártida de maneras que conocemos parcialmente. Si bien en el Ártico la superficie de hielo marino se ha ido reduciendo constantemente a medida que la Tierra se calentaba, el continente helado austral ha pasado de récords positivos a negativos, en unas oscilaciones que dificultan mucho entender cuál es, exactamente, la suya respuesta al calentamiento global.
Una tendencia clara a la baja
El cierto, pero, es que desde 2016 la tendencia ha ido a la baja, cosa que podría querer decir que el cambio climático ya ha superado la variabilidad habitual de la Antártida, provocando cambios extremos. Los vientos, por ejemplo, han cambiado de fuerza a causa del aumento de la temperatura, cosa que tiene una influencia importante en la formación de hielo, como también lo hacen los cambios en los flujos del agua.

El hielo marino, además, es muy importante. A pesar de que como que sura en el océano no afecta el nivel del mar directamente, sí que deja las barreras de hielo costeras y los glaciares expuestos a las oleadas y al agua, acelerando la fusión y el rotura. Además, también puede afectar los ecosistemas que viven bajo el mar, especialmente lo krill, de que se alimentan las ballenas, y también los pingüinos y focas que se alimentan y descansan gracias al hielo.
Las consequències pueden afectar todo el mundo
Más allá de esto, además, el hielo marino de la Antártida ayuda a regular la temperatura de la Tierra, puesto que refleja la luz del Sol hacia el espacio y, cuando no está, deja a cuerpo descubierto el océano, mucho más oscuro y que por lo tanto absorbe mucha más calor. Por lo tanto, este cambio enorme en la extensión cubierta por el hielo en la Antártida podría afectar la temperatura del agua, la velocidad a que se funde el hielo del continente, la subida del nivel del mar e incluso, por el ciclo de deprisa marinos, el clima y los acontecimientos meteorológicos extremos a todo el planeta.