La Iniciativa Climática Internacional Criosfera, una red global de expertos e investigadores, afirma en su último informe que el calentamiento global hará subir 12 metros el nivel del mar. En este documento, publicado jueves, la iniciativa concluye que este futuro es inevitable puesto que, teniendo en cuenta los gases de efecto invernadero emitidos y los esfuerzos de reducción hechos hasta ahora, es prácticamente seguro que las temperaturas globales subirán 2 °C respeto los niveles preindustriales.
Actualmente, de hecho, las barreras, glaciares y otros grandes masas de hielo del mundo ya se están fundiendo mucho más rápidamente del que nos pensábamos y, por lo tanto, si no se hacen esfuerzos titánicos e inmediatos no se podrá evitar una subida del nivel del mar que será catastrófica para centenares de millones de personas en todo el mundo. Un advertencia importantísima para la cumbre climática COP28 que tendrá lugar a finales de este mes de noviembre.
Menos incertidumbres o más preocupación
Si bien la evolución de los casquetes polares y otras masas de hielo del planeta han sido una fuente de incertidumbre para los científicos climáticos, los últimos estudios muestran que se está llegando a varios puntos de inflexión peligrosos y que el margen de maniobra es mucho más pequeño del que nos habíamos imaginado. Así, podríamos estar llegando a los puntos de no-retorno de que hemos hablado durante tanto de tiempo y que, cuando se llegue, la fusión del hielo sea mucho más rápida del que nos pensábamos.
Si esto pasa, la humanidad podría enfrentarse a un nivel y una velocidad de subida del nivel del mar que vaya más allá de cualquier posibilidad de adaptación, con comunidades costeras de todo el mundo obligadas a abandonar sus hogares. Y no hablaríamos solo de pueblos de pescadores o de atolones en medio del océano Pacífico sino, también y especialmente, de barrios enteros de grandes ciudades donde viven millones y decenas de millones de personas.
El calentamiento de 2 °C condenaría grandes masas de hielo a desaparecer
Con un calentamiento de 2 °C, que es jefe donde nos dirigen incluso las previsiones optimistas de reducción de emisiones, casi toda Groenlandia, la mayoría de la Antártida Occidental y las partes más vulnerables de la Antártida Oriental quedarían condenadas a una fusión más o menos lenta pero en cualquier caso inexorable, incluso si después se consigue hacer bajar las temperaturas. En cuanto a los glaciares, solo hay que pensar que en Suiza, por ejemplo, han perdido un 10% de la masa que los queda en solo dos años.
Todo ello, como apunta el informe, no solo amenaza las comunidades costeras. En el caso de los glaciares de las montañas, también son un peligro para la generación de energía hidroeléctrica y para la disponibilidad de agua dulce. Además, la fusión del permafrost puede intensificar el calentamiento liberando cantidades enormes de metano. Y por si todo ello fundido poco, las aguas de los pulso se están volviendo cada vez más ácidas, amenazando la supervivencia de los animales con caparazón.
Los cambios no han estado suficientes
Si bien el 2015 los líderes mundiales acordaron limitar el calentamiento global fuerza por debajo de los 2 °C y mirar de conseguir que no pasara de los 1,5 °C, desde entonces se ha visto como los cambios, si bien importantes, no han estado ni de las proporciones ni del alcance necesarios para cumplir esta promesa. El 2022, de hecho, las Naciones Unidas calcularon que el calentamiento global el 2100 seria de 2,8 °C. El panorama, pues, está dejando de ser preocupante para pasar a ser catastrófico.
