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La región mediterránea debe reducir más las emisiones para cumplir los Acuerdos de París

Un nuevo estudio del Basque Centre for Climate Change (BC3) elaborado por investigadores de OceanCare señala que la región mediterránea podría enfrentar graves problemas en el año 2035, ya que prevén que se agote el presupuesto de carbono -el límite superior de las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) que se pueden emitir sin superar una temperatura media global específica- de la región de aquí a 10 años. El estudio ha analizado la asignación del presupuesto de carbono restante (RCB, por sus siglas en inglés) y las trayectorias de emisión de los 21 países signatarios del Convenio de Barcelona y destacan que los países mediterráneos deberían reducir las emisiones cerca de un 6% entre el 2030 y el 2050 para evitar una crisis climática y el incumplimiento de los Acuerdos de París.

Carlos Bravo, especialista en políticas oceánicas de OceanCare, alerta que «la ciencia ofrece una perspectiva aterradora para la zona del Mediterráneo como consecuencia del cambio climático. Lamentablemente, a pesar de las abrumadoras pruebas sobre el impacto desproporcionado del cambio climático en el Mediterráneo, la mayoría de los Estados de la región no están tomando la iniciativa en los esfuerzos de descarbonización».

Los investigadores aseguran que para evitar consumir el presupuesto de carbono, incumplir los Acuerdos de París y desencadenar una crisis climática «los países deben acelerar la reducción de emisiones a partir de 2030» y «las emisiones deben reducirse un 6% anual de media entre 2030 y 2050». De hecho, advierten que «varios países ya han superado su cuota justa y deberían detener las emisiones en 2031». «Los retrasos en la adopción de medidas harán que la mitigación sea mucho más abrupta y costosa», sentencian los autores del estudio.

Las praderas de posidonia son uno de los grandes hábitats marinos del Mediterráneo | Melina Marcou (CC BY-SA 4.0)
Las praderas de posidonia son uno de los grandes hábitats marinos del Mediterráneo | Melina Marcou (CC BY-SA 4.0)

Un riesgo real

Uno de los aspectos que destacan los investigadores es que la falta de políticas para frenar las emisiones puede tener un impacto directo en la salud de los ecosistemas y de los humanos. De hecho, ponen de ejemplo el estado de salud del mar Mediterráneo el cual en los últimos 40 años ha aumentado la temperatura superficial del mar en 1,5°, un hecho que representa una gran amenaza para la estabilidad climática y el bienestar de la región, ya que puede representar pérdidas en la biodiversidad y servir de combustible para futuras tormentas y DANA, ya que hay más vapor de agua, más condensación y más agua en la atmósfera.

«Mantener el Mediterráneo por debajo de 1,5 °C es una misión imposible; esta oportunidad ya ha pasado. Pero el objetivo de descarbonización para mantenerse dentro del límite de 2 °C sigue siendo posible y es una obligación en virtud del Acuerdo de París. Los países mediterráneos deben ser coherentes con el acuerdo alcanzado en la COP28 de la CMNUCC y comenzar la transición para abandonar los combustibles fósiles de manera justa, ordenada y equitativa, marcando el comienzo del fin de la era de los combustibles fósiles», señala Carlos Bravo.

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