La población de pingüinos emperador de la Antártida se ha desplomado de forma drástica en los últimos 15 años. Concretamente, la población de esta ave ha caído un 22% en el período entre 2009 y 2024 en la región de la Antártida -que comprende la península Antártica, el Mar de Weddell y el Mar de Bellingshausen-. Los datos se han obtenido a través del análisis de imágenes satelitales actualizadas y muestran que la disminución de la población de este animal es peor que las predicciones más pesimistas sobre su futuro. En un comunicado del British Antarctic Survey (BAS) el doctor Peter Fretwell, quien estudia la vida silvestre desde el espacio en la entidad, explica que «hay bastante incertidumbre en este tipo de trabajo, y lo que hemos observado en este nuevo recuento no es necesariamente representativo del resto del continente».
Las proyecciones de los expertos señalan que esta especie de pingüino podría extinguirse, o quedar muy cerca, hacia el año 2100 si el calentamiento global se mantiene al ritmo actual. Este calentamiento supone que el hielo marino disminuya y esto afecta directamente a los pingüinos emperador, ya que dependen totalmente del hielo marino estacional de la costa antártica para aparearse y criar a sus crías y necesitan que se mantenga estable durante ocho o nueve meses cada año.
Las actuales tendencias de calentamiento y pérdida del hielo marino están haciendo que partes del continente antártico terminen siendo irregulares y poco fiables, un hecho que puede afectar directamente al éxito reproductivo de estas aves. Desafortunadamente, la tendencia reciente ha provocado que el hielo marino en muchas partes del continente se vuelva irregular y poco fiable, algo que probablemente perjudica el éxito reproductivo.

La relación entre el clima y la subsistencia de los pingüinos, un factor clave
En el informe de la British Antarctic Survey (BAS) se detalla que existe una compleja interacción de factores entre el clima y la subsistencia de los pingüinos. La inestabilidad que puede generar el calentamiento global afecta directamente la vida de los pingüinos con la inestabilidad del hielo marino, pero los cambios en los patrones de tormentas, nieve y lluvia que puede terminar causando también serios problemas para la subsistencia de los pingüinos, ya que se puede producir una mayor competencia con otras especies que se vean obligadas a desplazarse de sus áreas de distribución y la posible depredación por parte de petreles, focas y orcas.

