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La agricultura, la «principal presión» sobre los recursos hídricos de Europa

Un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) señala la agricultura como la «principal presión» sobre los recursos hídricos de Europa. La EEA asegura que la actividad agrícola es la que más agua consume, «con diferencia», en el territorio europeo. En el informe, la agencia evalúa el estado de salud de las masas de agua europeas y alerta que «si no se modifican las prácticas, es probable que la demanda de la agricultura de regadío aumente con el cambio climático». A pesar de la dureza con la que carga contra la agricultura, la EEA también señala que hay otros factores como la contaminación, la degradación de los hábitats o el calentamiento global que están sometiendo a una «presión sin precedentes» las aguas de las que dispone el Viejo Continente.

De hecho, la contaminación es el otro gran caballo de batalla que se muestra en el informe, ya que señalan que las aguas y los ecosistemas europeos siguen viéndose «gravemente afectados» por las sustancias químicas, y ponen el foco en la contaminación atmosférica que deriva de la generación de energía a partir de carbón y de la contaminación que producen los pesticidas. Un hecho que deja en mal lugar al estado español, ya que, según el estudio, el impacto más grande de los pesticidas se produce en aquellas regiones donde predomina la agricultura intensiva y los cultivos permanentes, como es el caso del estado español; aunque también se señala a otros países como Alemania, Italia, Bélgica, Francia o los Países Bajos.

La agricultura queda muy señalada por el último informe de la EEA | Oriol Bosch (ACN)

La directora ejecutiva de la EEA, Leena Ylä-Mononen, alerta que «el estado de las aguas europeas no es bueno. Estas se enfrentan a una serie de retos sin precedentes que amenazan la seguridad hídrica de Europa» y pide que se dupliquen los esfuerzos por parte de las administraciones para «restablecer la salud de los ríos, lagos, aguas de costa y otras masas de agua, y asegurarnos de que este recurso vital es resiliente y seguro para las futuras generaciones».

Las medidas de los países para evitar el deterioro no son suficientes

Precisamente el papel de las administraciones ha sido clave. A pesar de que la situación es delicada, el informe señala que las medidas que los estados miembros de Europa han adoptado han conseguido evitar un deterioro «más pronunciado» de las aguas europeas, pero lamentan que «no se ha detectado ninguna mejora general desde el último ciclo de seguimiento».

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