El iceberg A23a, el más grande del mundo (4.000 kilómetros cuadrados), sigue con su trayectoria con destino hacia el Océano Austral, avanzando dirección norte, dejando atrás el mar de Weddel. Los investigadores del British Antartic Survey han utilizado imágenes vía satélite, el Sentinel-3, para rastrear la trayectoria del A23a. El iceberg, y su movimiento, se ha mostrado junto a huellas de otros grandes icebergs como los A68 y el A76a.
Andrew Fleming, jefe de cartografía y del Sistema de Información Geográfica del British Antártida Survey, explica que hay que seguir la trayectoria de este iceberg, puesto que «sigue un camino muy similar y nos interesará ver si también queda atrapado en el mismo lugar que los icebergs anteriores, que giran en círculos durante varias semanas antes de seguir adelante».
Un grupo de investigadores cogió muestras del iceberg
Científicos a bordo del RRS Sir David Attenborough pasaron junto al mega iceberg como parte del crucero BIOPOLE. La expedición tuvo gran importancia, puesto que no era su propósito inicial, pero dadas las circunstancias pudieron coger muestras del iceberg, un hecho que Laura Taylor, biogeoquímica que trabaja en el crucero BIOPOLE destaca: «Sabemos que estos icebergs gigantes pueden proporcionar nutrientes a las aguas por las cuales pasan, creando ecosistemas prósperos en áreas que de otro modo serían menos productivas. El que no sabemos es qué diferencia pueden suponer en este proceso determinados icebergs, su escala y sus orígenes».
De hecho, Taylor señala que estas muestras “tendrían que ayudarnos a determinar qué vida podría formarse alrededor de A23a y como este iceberg y otros similares impactan el carbono en el océano y su equilibrio con la atmósfera”.
Protagonista atemporal
El A23a empezó a despertar interés en 1986, cuando se desprendió de la barrera de hielo Filchner-Ronne, en la Antártida. Este iceberg acabó encallando en el mar de Weddel – hecho por el cual derrumbó la base Drújnaia 1-. El año 2020, pero volvió a moverse, y en 2023 aumentó su intensidad y poniendo dirección hacia el Océano Antártico. La trayectoria del A23a hizo que se estimara que el iceberg se podría dirigir hacia el ‘callejón de los icebergs’, el nombre que se le atribuye en la zona de influencia de la corriente del Labrador, a la costa este del Canadá y nordeste de los Estados Unidos.