MonPlaneta
La fusión del permafrost puede liberar grandes cantidades de tóxicos

La fusión del permafrost a causa del cambio climático puede lliberar cantidades enormes de productos tóxicos que se han acumulado a lo largo de los años. Según un estudio publicado en ‘Nature Communications’, además, los esfuerzos para descontaminarlos podrían ser muy difíciles a causa de la inestabilidad de estos suelos, que pueden ceder en cualquier momento.

Una zona con muchísima actividad económica y un gran vertedero

Si bien a menudo pensamos en el Ártico como una zona de natura virgen, hay una cantidad importante de pozos de petróleo y minas de carbón y otros materiales, además de las vías de transporte que sirven por distribuïr-los por el mundo. Muchas de estas instalaciones son encima del permafrost, un suelo congelado que se consideraba estable porque solo se funde superficialmente en verano.

Un oleoducto atraviesa los suelos congelados de Alaska | Moritz Langer
Un oleoducto atraviesa los suelos congelados de Alaska | Moritz Langer

Además de esto, el permafrost también se ha considerado una barrera que impide la propagación de los contaminantes, y es por eso que muchas industrias han decidido a lo largo del tiempo dejarlos allá en vez de pagar los costes de retirarlos: restos de la minería, barros de la extracción de gas y petróleo e incluso instalaciones militares abandonadas y lagos que fueron empleados como desecherías y dónde, incluso, se podrían haber abocat residuos radiactius. Si bien se creía que todos estos compuestos tóxicos estaban seguros, continúan enterrados allá, y la subida de las temperaturas podría irlos liberando.

La amenaza, pues, es cada vez más grande, y no solo por el que se pueda liberar sino porque, a las instalaciones construidas sobre el permafrost, hay más contaminantes que podrían esparcirse cuando se funda. El 2020, por ejemplo, en la ciudad siberiana de Norilsk un depósito se desestabilizó y liberó 17.000 toneladas de combustible diésel, en un tipo de accidente que, en el futuro, podría ser cada vez más habitual.

Datos muy preocupantes y que son conservadoras

Por todo ello, un equipo internacional de investigadores ha analizado las actividades industriales en el Ártico, contabilizando unos 4.500 lugares que almacenan o usan sustancias potencialmente tóxicas. Usando los datos disponibles, principalmente de los Estados Unidos y Canadá, han determinado que los contaminantes más habituales son combustibles como el diésel y el queroseno pero que también hay como el mercurio, el plomo o el arsénico. En cuanto a Rusia, hay muy poca información disponible, pero la que hay es preocupante.

Una mina de zinc en Alaska | Guido Grosse
Una mina de zinc en Alaska | Guido Grosse

Usando modelos por ordenador, los investigadores han calculado cuántos lugares contaminados hay en estas regiones árticas. Podrían ser entre 13.000 y 20.000, de las cuales entre 3.500 y 5.200 están en zonas donde el permafrost todavía es estable pero que podría dejar de serlo hacia finales del siglo. Esto, además, tendría que ser considerada una estimación conservadora, puesto que faltan datos y el problema podría ser todavía peor.

La situación, además, todavía podría empeorar. El interés al llevar a cabo actividades económicas en el Ártico no para de crecer, y cada vez hay más instalaciones industriales que podrían liberar todavía más sustancias tóxicas en lugares donde cada vez son más difíciles de retirar, puesto que la inestabilidad de los suelos impide el uso de la maquinaria pesada necesaria. Así pues, nos encontramos ante un gran problema ambiental que puede ser cada vez peor.

Por todo ello, los expertos piden disponer de más datos y que se instituya un sistema de control de sustancias tóxicas generadas por las actividades industriales en el Ártico. Al fin y al cabo, todos estos contaminantes pueden acabar en los ríos y los océanos, afectando la vida animal y vegetal y también la de los humanos.

Més notícies

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa