Grito de alerta del Colegio de Ingenieros de Caminos. Un documento señala que será «muy difícil mantener indefinidamente» las playas catalanas ante el avance del cambio climático y sus efectos. El Colegio de Ingenieros de Caminos ha pedido que se produzca un «cambio de paradigma» en cómo se aborda el cambio climático y la protección del litoral catalán. El documento, elaborado por un grupo de trabajo y dirigido y coordinado por el director del laboratorio de ingeniería marítima de la Escuela de Caminos de la UPC, Agustín Sánchez Arcilla, pide que se plantee un plan «flexible» en el que haya medidas a corto y largo plazo que permitan proteger el litoral catalán. Las playas «pueden desaparecer si no se hace nada», señala Sánchez Arcilla, aunque llama al optimismo asegurando que no debe haber «ninguna playa condenada».
Estos planes contemplan acciones basadas en soluciones naturales como los marismas -zonas deprimidas situadas junto al mar, territorios que hacen de frontera entre el agua y la tierra-, y piden dejar de utilizar las soluciones convencionales como son poner arena, muros, escolleras o espigones. Estas soluciones, según los expertos, necesitan más tiempo y «más espacio» que las soluciones tradicionales y podrían llegar a afectar infraestructuras ya creadas como son los paseos marítimos, las vías de tren pegadas a la línea de costa o los edificios situados en primera línea.
La subida del nivel del mar, el grito de alerta inmediato
Uno de los aspectos que destacan los expertos es que el nivel del mar está subiendo cuatro milímetros al año en la última década. Una cifra que comparada con los años 80 es escandalosa, ya que hace 40 años la subida del nivel del mar era de un milímetro. Este es uno de los motivos que llevan a los investigadores a alertar de que hay que actuar con rapidez para evitar problemas en el litoral catalán, y consideran que ante un escenario tan diferente no valen las soluciones tradicionales.
Los expertos piden eliminar barreras a las corrientes litorales de sedimentos, un hecho que permitiría aumentar la capacidad de estas corrientes para poder redistribuir los sedimentos, recuperar espacio detrás de la playa para permitir el avance y el retroceso sucesivos de la línea de costa asociados a la redistribución constante de sedimentos y recuperar sistemas naturales de retención de los sedimentos, como pueden ser las dunas con vegetación o los prados submarinos. Unas soluciones que, según los miembros del estudio, son «más lentas, pero con efectos más duraderos y con mayor capacidad de adaptación a los cambios en el clima marítimo».

Actuar en las playas prioritarias
El director del laboratorio de ingeniería marítima de la Escuela de Caminos de la UPC, Agustín Sánchez Arcilla, destaca que «si hacemos un plan, cualquier playa se puede proteger o mantener», y por eso reclama que en los planes para proteger el litoral se debe incluir un «ranking» donde aparezcan las playas que necesiten una intervención prioritaria.
El coordinador del documento admite que esta medida podría no ser «del gusto de todos» pero señala que este ranking permitiría a la administración actuar «de forma proactiva». Sánchez Arcilla, por otro lado, explica que cada playa es un mundo, y el plan para proteger el litoral debe ser «flexible», ya que todas las playas no sufren los mismos problemas y, por tanto, tampoco se les puede aplicar las mismas soluciones. «Tampoco sabemos cómo se acelerará el cambio de clima. Debe ser flexible porque si se acelera más tengamos alguna salida», añade.


