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Controlar la salud de los ríos es clave para luchar contra el cambio climático

Los ríos también ‘respiran’ y controlar la salud es fundamental por luchar contra el cambio climático, puesto que tienen un papel fundamental en el ciclo global del carbono. En uno estudio elaborado por un equipo internacional de investigadores con participación de Lluís Goméz Enero, del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), se ha hecho patente el papel de los ecosistemas fluviales en el intercambio de gases de efecto invernadero y, por lo tanto, del cambio climático a nivel mundial.

El estudio, además, también apunta que los ríos y los procesos que tienen lugar son muy vulnerables a los cambios ambientales. Así, para entender y predecir mejor su papel en el transporte de carbono a escala global, los autores piden implementar un Sistema Mundial de Observación de los Ríos, que reciben unas 3.200 millones de toneladas de carbono anuales, una cuarta parte del que producen todas las plantas terrestres. De todo él, devuelven a la atmósfera un 37% en forma de CO₂ y solo un 26% llega al mar.

El río Ter, agua abajo de la presa del Pasteral, con el caudal máximo liberado | ACN
El río Ter, agua abajo de la presa del Pasteral, con el caudal máximo liberado | ACN

Un elemento ninguneado en el estudio del cambio climático

La investigación reivindica que los ríos han sido ninguneados en el estudio del cambio climático puesto que, hasta no hace mucho, el conocimiento del ciclo global del carbono se limitaba en el océanos y a los ecosistemas terrestres. En aques trabajo, un equipo de investigación formado por un consorcio de instituciones internacionales ha analizado como el cambio global, especialmente el cambio climático, la urbanización, el cambio en el uso del suelo y el uso del agua, pueden afectar los ecosistemas fluviales y provocar un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.

«Que los ríos actúen como emisores de CO₂ y otros gases de efecto invernadero», explica Lluís Goméz-Enero, «forma parte de la dinámica natural de estos ecosistemas». A pesar de esto, continúa puede ser que «las emisiones de los ríos estén aumentando» a causa de las alteraciones a los sitemes fluviales, pero no se dispone de información. Así, un Sistema Mundial de Observación de los Ríos permitiría «tomar el pulso» a los ecosistemas fluviales y empezar a «vigilar la salud» a nivel mundial.

Los ríos sufren procesos complejos

Este estudio demuestra que los ríos permiten ver qué pasa a toda una cuenca hidrográfica, las ramificaciones de los ríos hacen de nexo entre los ecosistemas terrestres y acuáticos e integran las perturbaciones naturales y antropogénicas que promueven las emisiones de CO₂ y metano. En el Congo, por ejemplo, la deforestación para plantar palma facilita la erosión y el arrastre en el río de materia orgánica, haciendo que aumenten las emisiones de CO₂.

Muchos de los impactos, de hecho, pasan por la eutrofización, que favorece el crecimiento desproporcionado de las algas y conduce a la pérdida de oxígeno y la producción de metano y óxido nitroso en grandes cantidades. El artículo, además, explica cómo gran parte de los ríos están cambiando sus regímenes permanentes y acontecen ríos intermitentes, que se secan parcialmente algunas épocas del año y quedan charcos de agua que pierden el oxígeno y se descontrola la producción de CO₂ y CH4.

Eutrofización | Wikimedia Commons
Eutrofización | Wikimedia Commons

Los científicos reclaman un Sistema de Observación de los Ríos

Por todo ello, los autores concluyen que habría que implementar un Sistema de Observación de Ríos para cuantificar y predecir mejor el papel de los ríos al ciclo global del carbono, integrando datos de la red de sensores de ríos e imágenes por satélite con modelos matemáticos para generar flujos de carbono en tiempo casi real, relacionados con el metabolismo de los ecosistemas fluviales.

Los retos más grandes de este observatorio pasarían para cubrir todos los tipos de ecosistemas fluviales posibles y del máximo de regiones, por un lado, y escalar el que sabemos calcular en un río en una escala que llegue en todas las redes fluviales del mundo. Con esto, se podrían usar estas observaciones para mejorar las simulaciones o predicciones sobre los efectos del cambio global a los sistemas fluviales y viceversa.

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