Los efectos del cambio climático están poniendo en peligro la industria del tequila. Según un artículo publicado por la cadena norteamericana CNN, la variabilidad meteorológica y el impacto del calentamiento global en los polinizadores están poniendo en riesgo los cultivos de agave, la planta de donde se obtiene este licor tan popular.
Efectos graves a toda la agricultura mundial
El cambio climático y las sequías que está provocando en todo el mundo ponen en peligro toda la producción agrícola, también la de vino y licores. En este sentido, el 2019 ya publicó un estudio que apuntaba a los efectos que podría tener en la distribución y el cultivo de la agave, sumándose a otros impactos causados por el exceso de pastoreo de la ganadería y otras actividades humanas.

Una planta muy resistente a la sequía
Si bien la agave es una planta muy tolerante a la sequía y que puede vivir a temperaturas muy altas con precipitaciones prácticamente inexistentes, su ciclo vital puede ser demasiado frágil para sobrevivir a la crisis climática, que no solo lleva sequías extemes sino también precipitaciones torrenciales. Así, si bien un clima más desértico puede ampliar las regiones donde puede crecer, la inestabilidad bote causarle problemas graves.
Los polinizadores están desapareciendo
A la vez, también hay el problema de los polinizadores como las abejas, las mariposas y los murciélagos. Estos animales tienen una importancia enorme en nuestros sistemas alimentarios y, está claro, en el funcionamiento de los ecosistemas de prácticamente todo el mundo, esparciendo polen y entonces.

El cambio climático, pero, junto con la actividad humana, está teniendo un impacto dramático en sus poblaciones. En este caso, el aumento de las temperaturas está afectando cada vez más los murciélagos narizones gordos de México, una especie clave para la agave porque son sus únicos polinizadores. Así pues, sin estos murciélagos no habría ni agaves ni tequila.
Los problemas del monocultivo
A pesar de que hay centenares de especies de agave, solo hay una, la Weber Azul, que se emplea para hacer tequila. Las otras han sido abandonadas y, además, la agricultura de la región mexicana de Tequila se ha dedicado, a causa de la altísima demanda, al cultivo de esta variedad. Esto ha hecho que la variedad genética se haya ido perdiendo con el tiempo, haciendo que la planta sea todavía más sensible a los efectos del cambio climático. Hay científicos en los Estados Unidos, pero, que están trabajando en este sentido por mejorar la adaptabilidad y las posibilidades de supervivencia de la agave en el futuro y, con él, el del tequila.