Si un paciente presenta unos niveles de azúcar en sangre claramente superior a los habituales cuando lo ingresan por haber sufrido un ictus isquémico hace que el riesgo aumente de forma sustancial y empeora el pronóstico de los pacientes y puede llegar a causar la muerte en el jefe de tres meses segundos señala un estudio elaborado por los investigadores de los Servicios de Endocrinología y Nutrición y de Neurología del Hospital de Mar, con investigadores del Instituto de Investigación del centro, de la red RICORS-ICTUS y del CIBER de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM).
Algunas enfermedades, que producen un estado inflamatorio, pueden provocar que los niveles de glucosa se incrementen y puede influir directamente en el pronóstico. En el caso del ictus isquémico es un incremento de glucosa habitual, pero que no se había profundizado en su análisis. El Hospital de Mar ha revisado datos de 2.774 pacientes que sufren la enfermedad y han estudiado la glucosa en sangre cuando han sido ingresados y la edad, si tenían diabetes o no, si sufrían una discapacidad, como era de grave el ictus y qué tratamiento recibieron.
Los resultados
Los investigadores han podido determinar que, con todas estas variables, si un paciente tiene un nivel de glucosa más elevado del habitual puede representar un peor pronóstico funcional y mortalidad en el jefe de tres meses de sufrir el ictus. De hecho, tener un 13% más ya empeora el pronóstico. Los investigadores, además, han podido observar que los pacientes diabéticos (el 35% de los estudiados) también pueden presentar un peor pronóstico.
En declaraciones recogidas por la ACN, la doctora Elisenda Climent, médica adjunta del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital de Mar, señala que la variable «refleja mejor el efecto del azúcar en el momento del ingreso del paciente, y en el grupo de pacientes con unos índices más altos, hay un peor pronóstico y mortalidad».
