Las mujeres podrían ser más resilientes que no los hombres en cuanto a los cambios del reloj biológico. Esto, cuando menos, es el que apunta un artículo publicado en ‘Science Translational Medicine’ que apunta a la existencia de diferencias significativas en los efectos de la alteración del ciclo circadiano, el reloj de 24 horas que controla cuando tormim, cuando nos despertamos y cuando nos alimentamos, entre otras cosas, y que hacen que la salud de las mujeres se resienta menos.
Los ritmos de trabajo antinaturales pueden tener efectos graves
Llevar un ritmo de vida contrario al que es natural de nuestro cuerpo es, como apuntan varios estudios, un factor que aumenta el riesgo de varios problemas de salud como por ejemplo la hipertensión, la hiperglucèmia y otros elementos que se relacionan, por ejemplo, con la probabilidad de sufrir accidentes cardiovasculares. Los ritmos de trabajo, especialmente en personas que hacen turnos por la noche, son una de las causas más importantes de esta falta de sincronía, pero podría ser que las mujeres sufrieran menos las consecuencias.
Observaciones sorprendentes en ratones
A la primera parte del estudio, los investigadores observaron como afectan este tipo de cambios en ratones machos y hembras, manipulando su entorno para modificar el ciclo del día y de la noche como si fueran humanos trabajando en turnos antinaturales. Curiosamente, las hembras resultaron ser más resilientes, incluso cuando se las sometió al estrés de una dieta alta en grasas, y se adaptaron al ritmo, mientras que para los machos fue más difícil, como se pudo comprobar con la poca regularidad del tiempo que pasaban corriendo a las ruedas de sus jaulas.
Además de esto, los científicos también observaron los efectos de la rotura del ciclo circadiano en el funcionamiento de algunos genes del hígado de los ratones. Si bien el reloj biológico central es al seso, cada uno de nuestros órganos tiene un de propio, con genes encargados de seguir el ritmo que los marca el ‘reloj maestro’.
Aquí, tanto en machos como en hembras, los genes más importantes continuaron activos incluso después de la rotura del ciclo su-vigilia, y sin embargo los efectos se notaron en otros genes del hígado que siguen un patrón rítmico marcado por los primeros y que son cruciales para un metabolismo sano. En los machos, la actividad rítmica se rompió del todo mientras que, en las hembras, muchos de estos genes veqan continuar trabajando cómo si nada.
Para acabar, el estudio también se fijó en los cambios de el microbioma intestinal de los ratones, mostrando que, si en los machos se detectó un aumento de algunas bacterias más presentes en personas con diabetes, en las hembras los cambios eran mucho menos importantes. Así pues, todo parece apuntar que, cuando menos en los ratones, las hembras son más resilientes a los cambios del ritmo de vida que los machos.
Unos datos comparables a las de los humanos
Extrapolar los resultados a los humanos, pero, no es sencillo, puesto que para empezar los ratones son nocturnos. Sin embargo, las observaciones hechas en estos animales pueden apuntar a elementos por investigar en las personas, y es por eso que los investigadores analizaron los datos del UK Biobank, una gran base de datos de salud británica, fijándose en la salud y la información obtenida de mé de 90.000 personas. Los resultados, parece, dejan claro que a los humanos nos pasa al mismo que a los ratones y que las diferencias entre sexos son muy parecidos.
Un descubrimiento como este no es solo una curiosidad, está claro, sino que puede tener implicaciones importantes para todo el mundo. Si bien ya hace años que se habían observado diferencias en los efectos de los turnos por la noche entre hombres y mujeres, especialmente en cuanto a la hipertensión y la diabetes, estos datos dan más información útil para entender qué está pasando exactamente y ayudar, quizás, a diseñar turnos de trabajo más saludables y a combatir los efectos negativos de la disrupción del ciclo circadiano.