Un equipo de investigadores de la Universidad de Indiana, en los Estados Unidos, ha presentado un maceta sanguínea para la ansiedad. Tal como explican en un artículo publicado en la revista ‘Molecular Psychiatry’, esta maceta busca biomarcadors que pueden ayudar a determinar de manera objetiva el riesgo que tiene una persona de desarrollar este trastorno, la gravedad de la ansiedad que sufre en aquel momento e incluso qué terapias irían mejor para tratarla. Después de ser validado, esta maceta ya está siendo desarrollado para comercializarlo por parte de la empresa norteamericana MindX Sciences.
Un problema muy extendido por todo el mundo
En todo el mundo hay millones de personas que sufren de ansiedad, un trastorno que, cuando es bastante grave, puede interferir de manera muy importante en la vida diaria e incluso llegar a ser incapacitando. Actualmente, la manera de tratarla es ver como se sienten las personas afectadas para ver si necesitan terapia, medicación… En el caso de los fármacos, pero, muchos de ellos resultan adictivos y pueden acabar causando más problemas de los que resuelven.
Así pues, los investigadores miraron de conseguir, a través de la identificación de biomarcadors, encontrar el mejor tratamiento para cada persona. En el pasado, el mismo equipo ya había desarrollado macetas sanguíneas parecidas para el dolor, la depresión y el trastorno bipolar y el síndrome de estrés postraumático, y ahora han llevado a cabo el mismo proceso para la ansiedad.
Una maceta para conocer a fondo la ansiedad
El estudio incluyó tres cohortes independientes para la descubrimiento, la validación y la prueba de los biomarcadors y la maceta. Los participantes se sometieron en un análisis de sangre cada 3-6 meses o cuando los ingresaban en el hospital por razones relacionadas con la salud mental. Examinando los biomarcadors de la RNA de la sangre, se pudo identificar el estado de ansiedad de aquel momento y la mejor manera de proceder en cada caso, mostrando cómo de efectiva podía ser cada una de las opciones disponibles en relación con la biología del paciente.
Así, además de los fármacos, también se pudo tener en consideración la terapia cognitivoconductual o cambios de hábitos, por ejemplo. Con una maceta objetiva como este, pues, se puede saber exactamente cuál es el estado del paciente pero también los riesgos que puede correr en el futuro y qué son las opciones de tratamiento con más probabilidades de dar buenos resultados. Una herramienta que puede ser enormemente útil para que los profesionales médicos den la mejor atención posible a los pacientes.
Una herramienta para prevenir la aparición o el empeoramiento del trastorno
Esta última posibilidad, de hecho, es una de las más importantes. Los biomarcadors pueden cambiar con el tiempo, y esta maceta puede permitir evaluar qué riesgo corre una persona de tener más ansiedad en el futuro y también de qué manera pueden influir algunos factores como por ejemplo los cambios hormonales. A día de hoy hay muchas personas que sufren ansiedad pero que no han sido diagnosticadas y, cuando finalmente tienen un ataque de pánico, no saben qué los pasa y acaban a urgencias o en una ambulancia. Si lo hubieran sabido, probablemente se habrían ahorrado mucho de sufrimiento porque habrían podido tomar medidas para evitar llegar a esta situación límite.
Hacia una visión objetiva y global de la salud mental
Los investigadores, además, apuntan que su nueva maceta también se podría combinar con otras como los que ha desarrollado el mismo equipo, dando una imagen más completa de la salud mental de los pacientes y del riesgo que corren de desarrollar trastornos en el futuro o de que los que ya sufren empeoren. Con todo ello se podría dar una atención mucho más rápida y personalizada y con mucha más perspectiva, cosa que no solo aliviaría el sufrimiento de millones de personas sino que, además, evitaría el sufrimiento futuro de muchísimas más, previniendo la aparición de algunos trastornos mentales.
